Bioinsumos: Revolucionando la Producción Frutihortícola en Argentina
En Argentina, la búsqueda de una producción frutihortícola más eficiente y sostenible está dando grandes pasos. Un equipo de especialistas del INTA (Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria) y la Facultad de Agronomía y Agroindustrias de la Universidad de Santiago del Estero están liderando una iniciativa innovadora: la incorporación de bioinsumos en los cultivos.
La provincia de Santiago del Estero, donde la disponibilidad de agua es un factor determinante en el tipo de producción (secano o riego), presenta un gran potencial para la fruticultura y horticultura. Cultivos como la zanahoria, zapallo, cebolla, melón y sandía, entre otros, se benefician de esta iniciativa. El objetivo principal es mejorar la productividad y la calidad de los productos, respondiendo a las demandas de productores que buscan alternativas a los fertilizantes y pesticidas convencionales, y a las exigencias de consumidores que buscan alimentos inocuos y seguros.
Según Silvana Ruiz, especialista en calidad de poscosecha del INTA, este proyecto responde a la necesidad de ofrecer alternativas a los altos costos de los productos químicos convencionales, sin sacrificar la productividad. El Comité Asesor de Bioinsumos de Uso Agrícola de Argentina (CABUA) define estos bioinsumos como "cualquier producto biológico constituido o producido por microorganismos o macroorganismos, extractos o compuestos bioactivos derivados de ellos, destinados a la producción agrícola, agroalimentaria, etc."
Resultados prometedores en el cultivo de sandía
Los ensayos realizados durante la campaña 2023/2024 se centraron en el cultivo de sandía, de gran importancia en la región. Se evaluó el uso de bioinsumos y bioestimulantes, observando resultados muy positivos en comparación con la fertilización convencional. La investigadora Ruiz destaca que estos compuestos, además de aumentar el rendimiento, disminuyen la presión de plagas y enfermedades, no dejan residuos y mejoran la calidad nutricional y nutracéutica del producto, con mayor contenido de sólidos solubles y mejores características organolépticas.
Yesica Gramajo Domínguez, especialista en Horticultura del INTA, resalta un hallazgo clave: "Las plantas tratadas con fertilización convencional no llegaron a finalizar el ciclo fenológico debido a la mortandad por estrés abiótico (térmico e hídrico), mientras que las plantas con bioinsumos mostraron una mejor sanidad vegetal". El rendimiento en el lote con bioestimulante llegó a 150.000 kilogramos por hectárea, superando los 115.200 kilogramos por hectárea del lote con fertilización convencional.
Si bien la calidad de la fruta (grados Brix, acidez, ratio y espesor de corteza) no mostró diferencias significativas entre ambos tratamientos, la mayor productividad, sanidad y mayor cantidad de plantas que sobrevivieron en el lote tratado con bioestimulantes, posiciona a los bioinsumos como una alternativa altamente favorable para la producción de sandía.
El futuro de la producción frutihortícola argentina
Este estudio representa un paso importante hacia una agricultura más sustentable y eficiente en Argentina. La investigación continúa para evaluar la calidad funcional de la fruta y explorar la aplicación de bioinsumos en otros cultivos. Los resultados obtenidos hasta el momento son alentadores y abren nuevas posibilidades para los productores frutihortícolas argentinos, prometiendo un futuro con cultivos más resistentes, productivos y amigables con el medio ambiente.
La iniciativa del INTA y la Universidad de Santiago del Estero demuestra el compromiso con la innovación y la búsqueda de soluciones que contribuyan al desarrollo sostenible del sector agropecuario argentino.
