El Reale Arena fue testigo de un encuentro vibrante y decisivo en los cuartos de final de la Copa del Rey, donde la Real Sociedad se impuso a Osasuna con un contundente 2-0. Un partido que se definió en tan solo 15 minutos, con dos goles que reflejan la calidad y la efectividad del equipo local. La estrategia de Osasuna, basada en el control del balón y las incursiones de un Budimir en plena forma, se vio truncada por la brillantez de la Real Sociedad. El nerviosismo inicial de los txuri-urdin, ante la presión impuesta por los rojillos, se disipó rápidamente gracias a una jugada de ensueño. Un pase con la espuela de Barrenetxea a Oyarzabal, seguido de una devolución magistral del capitán a Barrenetxea, culminó en el primer tanto, una anotación que reflejó la clase y la conexión entre ambos jugadores. El segundo gol llegó tras un error del portero de Osasuna, Sergio Herrera. Un pase arriesgado fue interceptado por Carlos Marín, cuyo remate fue desviado por Iker Muñoz; el balón cayó a los pies de Oyarzabal, quien asistió a Brais Méndez para sentenciar el partido. La expulsión de Catena, tras una dura entrada sobre Méndez, marcó un punto de inflexión en el encuentro, dejando a Osasuna con un hombre menos y desmoronando sus aspiraciones. A partir de ahí, la Real Sociedad controló el partido con comodidad, gestionando la ventaja y buscando ampliar el marcador. Aunque Osasuna intentó reaccionar en los minutos finales, el marcador ya no se movió. La victoria de la Real Sociedad supone su pase a las semifinales de la Copa del Rey, mientras que Osasuna se despide de la competición. La expulsión de Catena y la efectividad de la Real Sociedad en los momentos clave fueron factores decisivos para el resultado final. Este triunfo refuerza las aspiraciones de la Real Sociedad de alzar el trofeo tras cinco años de espera.