Una serie de fuertes sismos sacude la isla griega de Santorini, provocando la evacuación de miles de residentes y turistas. Expertos analizan la situación y el posible riesgo de una erupción volcánica.
La pintoresca isla griega de Santorini, famosa por sus imponentes acantilados y sus casas encaladas, se encuentra en estado de alerta tras una intensa actividad sísmica que ha obligado a la evacuación de miles de personas. Desde el viernes 31 de enero, cientos de temblores, algunos de magnitud superior a 4.9 en la escala de Richter, han sacudido la región, generando pánico entre residentes y turistas.
Hasta el momento, alrededor de 9.000 personas han abandonado la isla, buscando refugio en Atenas y otras localidades griegas. Las calles, normalmente abarrotadas, se encuentran desiertas, los negocios cerrados y un ambiente de incertidumbre se apodera del lugar. Las autoridades han cerrado escuelas en 13 islas, cancelado eventos públicos, restringido los viajes y prohibido las obras de construcción en zonas afectadas.
Si bien Grecia es una zona sísmica activa, la frecuencia e intensidad de los terremotos recientes son inusuales. Los sismólogos del Centro Sismológico Europeo del Mediterráneo (EMSC) estiman que la actividad sísmica podría prolongarse durante días o incluso semanas, lo que mantiene en vilo a la población.
Aunque las autoridades no reportan víctimas mortales ni heridos graves, se han registrado deslizamientos de tierra y grietas en algunos edificios. Las medidas de precaución incluyen la recomendación de mantenerse alejados de las zonas costeras debido al riesgo de tsunamis y evitar las reuniones en espacios cerrados.
El director de la Organización de Planificación y Protección contra Terremotos estatal, Efthimios Lekkas, ha aclarado que los sismos no están relacionados con la actividad volcánica de la zona, sino con fallas submarinas. Sin embargo, la posibilidad de una erupción, aunque considerada improbable por la mayoría de los expertos, no se descarta por completo. Algunos hoteles han comenzado a vaciar sus piscinas, ya que el peso del agua podría aumentar la vulnerabilidad de los edificios en caso de un sismo mayor.
Mientras la incertidumbre persiste, la evacuación masiva de Santorini refleja la preocupación por la magnitud del evento geológico. El primer ministro griego, Kyriakos Mitsotakis, ha hecho un llamamiento a la calma, mientras las autoridades monitorean la situación y coordinan las medidas de emergencia. La experiencia de los sismos y la cercanía con fallas tectónicas hacen de Grecia un país con frecuente actividad sísmica, pero la situación en Santorini exige una constante vigilancia y la colaboración ciudadana para mitigar los posibles efectos de los sismos en los próximos días.