Enrique Eskenazi, el influyente empresario argentino y presidente del Grupo Petersen, falleció a los 99 años. Repasamos su extensa y controvertida trayectoria en el mundo de las finanzas, la energía y la construcción, dejando un legado complejo en la economía nacional.
El fallecimiento de Enrique Eskenazi a los 99 años marca el fin de una era en el panorama empresarial argentino. El ingeniero químico, presidente del Grupo Petersen, fue una figura clave en la economía del país durante décadas, dejando una huella profunda y a menudo controvertida. Su trayectoria, desde sus inicios en Bunge y Born hasta la cúspide del Grupo Petersen, un conglomerado con intereses en la construcción, finanzas, energía y agroindustria, es un relato fascinante de ambición, estrategia y relaciones políticas complejas.
Eskenazi, nacido en Santa Fe en 1925, se graduó en la Universidad Nacional del Litoral y continuó sus estudios en Estados Unidos. Su ingreso al grupo Petersen, Thiele & Cruz en 1980, marcó un punto de inflexión. Rápidamente se convirtió en accionista mayoritario y, a partir de la década de 1990, lideró la expansión del grupo hacia sectores estratégicos, consolidando el Grupo Petersen como uno de los principales jugadores del sistema financiero argentino, con la posesión de bancos en varias provincias.
Sin embargo, su nombre está indisolublemente ligado a la controvertida operación de adquisición de acciones de YPF en 2007. En una transacción bendecida por el gobierno de Néstor Kirchner, el Grupo Petersen adquirió una participación significativa en la petrolera con un mínimo desembolso propio, gracias a un complejo esquema de financiamiento. Esta operación, aunque exitosa desde el punto de vista financiero para los Petersen, generó un amplio debate sobre su ética y transparencia.
La relación de Eskenazi con el kirchnerismo fue un elemento constante a lo largo de su carrera. El Grupo Petersen obtuvo el control de varios bancos provinciales, convirtiéndose en un importante contratista de obras públicas en Santa Cruz durante la gestión de Néstor Kirchner. Esta proximidad al poder político, a menudo criticada, contribuyó a cimentar el imperio económico de Eskenazi.
La estatización de YPF en 2012 bajo el gobierno de Cristina Kirchner, y la posterior batalla legal que culminó con una condena a la Argentina por US$16.000 millones en 2023, representa otro capítulo crucial en su historia. Si bien Petersen Energía vendió los derechos litigiosos a un fondo inglés en 2015, el caso refleja la compleja interacción entre el sector privado y el Estado en Argentina.
Más allá de las controversias, la influencia de Eskenazi en la economía argentina es innegable. Su grupo empresarial emplea a miles de personas y posee activos significativos en diversos sectores. Su legado, sin embargo, queda abierto a la interpretación, siendo objeto de debate entre quienes destacan su capacidad empresarial y quienes critican sus vínculos con el poder político y las prácticas comerciales cuestionadas.
Su familia, compuesta por cinco hijos, catorce nietos y nueve bisnietos, continuó con su trabajo en el Grupo Petersen. Dos de sus hijos, Sebastián y Matías Eskenazi, lideran actualmente las operaciones del holding familiar. La continuidad del legado de Eskenazi en el mundo de los negocios argentinos queda por verse.