La visita de la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner al balneario de Monte Hermoso, en la provincia de Buenos Aires, generó un revuelo que superó las expectativas. Inicialmente planeada para una estadía hasta el sábado 25 de enero de 2025, su descanso familiar se vio interrumpido por la masiva llegada de personas que buscaban un encuentro con la figura política.
La noticia de su presencia se propagó rápidamente a través de redes sociales y medios de comunicación, lo que atrajo a numerosos curiosos y admiradores al balneario de Sauce Grande, donde Kirchner se hospedaba en una vivienda privada. Según fuentes cercanas, la cantidad de gente que rodeaba la propiedad, tanto por delante como por detrás, motivó la decisión de adelantar su partida.
Alejandro Dichiara, titular de la Cámara de Diputados de la Provincia de Buenos Aires, explicó a La Nueva que si bien Cristina Kirchner estaba predispuesta a interactuar con la gente, la magnitud del interés público hizo que la situación resultara inmanejable. “La gente se enteró (que estaba en Monte Hermoso) y estaba rodeando la casa… Todo el mundo quería darle muestras de bienvenida. La pasó muy bien, disfrutó mucho la playa y el mar”, declaró Dichiara.
A pesar de la interrupción de sus planes de descanso, Cristina Kirchner dejó un mensaje afectuoso en sus redes sociales. Publicó una serie de imágenes de sus días en la costa, destacando una foto en la que se ve el número 139 escrito en la arena, en referencia al último nieto recuperado por Abuelas de Plaza de Mayo. Su publicación incluía la frase: “Como dicen acá, ‘de sol a sol’. Gracias Monte Hermoso por todo el afecto recibido ❤️”.
Las imágenes publicadas por la expresidenta muestran momentos de relax en la playa junto a su hija, Florencia Kirchner, y su nieta, y encuentros con funcionarios locales como el intendente Hernán Arranz y el propio Alejandro Dichiara. Estas reuniones, según Dichiara, fueron informales y sin agenda política.
La breve estadía de Cristina Kirchner en Monte Hermoso, aunque interrumpida, se convirtió en un evento mediático que refleja la persistente influencia de la expresidenta en la política argentina y la profunda conexión que mantiene con una parte importante de la población. La calidez del recibimiento, a pesar de la agitación generada, quedó plasmada tanto en las declaraciones de sus allegados como en su emotivo mensaje de despedida.
El episodio destaca la compleja relación entre figuras públicas y la atención mediática, ilustrando las dificultades de mantener la privacidad incluso en momentos de descanso y esparcimiento. Sin embargo, también resalta el afecto y reconocimiento que la expresidenta todavía despierta en muchos argentinos.