Análisis profundo de la segunda asunción de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos, sus promesas de una 'Era Dorada', la declaración de emergencia nacional en la frontera y el impacto de sus primeras decisiones.
El 20 de enero de 2025 marcó el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca, no sin controversia. Su segunda investidura, celebrada en la Rotonda del Capitolio debido a las bajas temperaturas, estuvo envuelta en un ambiente de alta tensión política, marcado por sus promesas de un mandato total y una 'Era Dorada' para Estados Unidos. El evento, al que asistieron figuras internacionales como el presidente argentino Javier Milei, contrastó con la ausencia de otros líderes mundiales y la presencia de CEO de grandes empresas tecnológicas, reflejando la visión de Trump para un nuevo orden global.
Trump, en su discurso inaugural, pintó un panorama de Estados Unidos en crisis, con un "establishment radical y corrupto" que habría saqueado el poder y la riqueza de los ciudadanos. Su mensaje se centró en la promesa de devolver la prosperidad, la seguridad y la paz, pero con un tono nacionalista y populista característico. Mencionó su fe en Dios como la fuerza que lo guio a través de los juicios y un atentado en su contra, reforzando su narrativa de mártir y salvador.
Sus primeras acciones ejecutivas evidenciaron esta visión. Declaró una emergencia nacional en la frontera sur, con medidas drásticas como el restablecimiento del programa "Quédate en México", la designación de cárteles de drogas como organizaciones terroristas y el envío de tropas a la frontera. Este anuncio, acompañado por la repetición de sus controvertidas afirmaciones sobre inmigrantes provenientes de prisiones e instituciones mentales, sin evidencia alguna que las respalde, generó fuertes reacciones a nivel nacional e internacional.
Además, Trump anunció una emergencia energética nacional, prometiendo un aumento en la exploración de combustibles fósiles, la derogación del Green New Deal y la revocación del mandato de vehículos eléctricos. Estas decisiones, que reflejan un claro rechazo a las políticas ambientalistas, han causado alarma entre los defensores del medio ambiente y las energías renovables.
Su promesa de acabar con la censura gubernamental y restablecer la libertad de expresión, junto a su postura sobre la cuestión de género, indicaron un giro conservador hacia políticas sociales y un control más rígido sobre la información. Las ambiciosas declaraciones sobre el cambio de nombre del Golfo de México y la recuperación del Canal de Panamá, acciones que supondrían retos diplomáticos y logísticos de gran calado, también fueron parte de su discurso inaugural.
La presencia de figuras como Elon Musk, Jeff Bezos y Mark Zuckerberg en la ceremonia sugiere una estrecha relación entre el sector tecnológico y la administración Trump. La invitación de líderes de gobiernos con ideas afines, como Javier Milei y Giorgia Meloni, es un claro indicio de su intención de reorganizar las alianzas internacionales de Estados Unidos.
La segunda asunción de Donald Trump presenta un cambio significativo en el rumbo de la política estadounidense. Sus primeras acciones demuestran una intención decidida de desmantelar las políticas de sus predecesores y de implantar una agenda nacionalista, conservadora y con un fuerte enfoque en la seguridad fronteriza y la energía. Su éxito en cumplir estas ambiciosas promesas y las consecuencias de sus políticas marcarán la pauta del país en los próximos años.