El Australian Open 2025 está dejando momentos memorables, pero también controversiales. La victoria de Novak Djokovic sobre Jiri Lehecka en octavos de final, aunque contundente (6-3, 6-4, 7-6(4)), quedó eclipsada por la inusual reacción del tenista serbio tras el partido.
Después de dos horas y 39 minutos de intensa disputa en la Rod Laver Arena, Djokovic, en lugar de conceder la tradicional entrevista post partido a Jim Courier, como es habitual en el torneo, tomó el micrófono y se dirigió brevemente al público con un simple “Gracias por estar aquí esta noche. Valoro el apoyo y los veré en la próxima ronda. Muchas gracias”. Inmediatamente abandonó la pista, dejando tras de sí una estela de abucheos y una gran incógnita.
La ausencia de explicaciones por parte de Djokovic ha disparado una oleada de especulaciones. ¿Se trató de una muestra de frustración por algún aspecto del partido? ¿Una estrategia para evitar preguntas incómodas sobre su rendimiento o sobre otros temas polémicos? ¿Una simple decisión impulsiva tomada en el calor del momento? Las respuestas, por ahora, son un misterio.
El incidente ha generado un intenso debate en las redes sociales y entre los medios de comunicación. Algunos lo justifican argumentando que Djokovic tiene derecho a decidir cómo gestionar su tiempo y sus interacciones con la prensa, mientras que otros lo critican por su falta de respeto hacia el público y el protocolo del torneo. La acción ha resaltado nuevamente la compleja relación entre el jugador serbio y una parte de la afición.
La reacción del público también ha sido objeto de análisis. Si bien algunos abucheos podrían atribuirse a la simple frustración por la negativa de Djokovic a la entrevista, otros señalan que la tensión existente entre el jugador y ciertos sectores de la audiencia viene de largo, generando un clima de confrontación que se ha mantenido latente a lo largo de su carrera.
Mientras tanto, el foco se centra ahora en el próximo partido de Djokovic, donde se enfrentará a Carlos Alcaraz en cuartos de final. La rivalidad entre ambos jugadores es ya de por sí intensa, y la polémica generada podría añadir una capa adicional de presión al encuentro, convirtiéndolo en un evento aún más esperado.
Alcaraz, por su parte, ha comentado sobre la presión que supone enfrentarse a Djokovic, reconociendo la magnitud de los logros del serbio y su impacto en el tenis. Pero ha afirmado que intentará enfocarse en su juego y en sus propias capacidades para superar este desafío.
La acción de Djokovic ha desatado sin duda una controversia que podría tener consecuencias más allá del propio torneo. El tiempo dirá si este incidente se limita a un hecho aislado o se convierte en un nuevo capítulo en la ya larga y a veces tormentosa historia de la relación del jugador con el público y la prensa.
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