El 16 de enero de 2025, un masivo corte de luz sumió en la oscuridad a gran parte de la ciudad de Rosario y varias localidades del sur de la provincia de Santa Fe. Este evento, ocurrido en medio de una ola de calor, dejó al descubierto las vulnerabilidades del sistema eléctrico argentino y generó un debate sobre la necesidad de modernización e inversión en infraestructura.
Las causas del apagón: una falla en cascada
Según la Empresa Provincial de Energía (EPE), la causa principal fue una falla en tres transformadores de la empresa Transener, pertenecientes al sistema nacional de interconexión. Transener explicó que una falla inicial en un transformador de 132 kV provocó una reacción en cadena, afectando a otros dos transformadores debido a la sobrecarga. La falta de implementación a tiempo de medidas de reducción de demanda por parte de la EPE agravó la situación, llevando al apagón masivo.
Esta secuencia de eventos destaca la importancia de sistemas de control automático y una mejor coordinación entre las diferentes empresas del sector energético. La falta de estos mecanismos de prevención permitió que una falla inicial se convirtiera en un problema de gran escala.
El impacto en la población: un día sin luz
El corte de luz afectó a miles de usuarios en Rosario y sus alrededores. Reportes indican interrupciones en el servicio en zonas céntricas, al sur, al oeste y en barrios como la Sexta y Tablada. Además, se registraron problemas en la ciudad de Pérez. La falta de energía eléctrica provocó inconvenientes en el transporte, la comunicación y las actividades cotidianas. Semáforos fuera de servicio complicaron la circulación vehicular y algunos vecinos reportaron dificultades con el suministro de agua, aunque esto no fue confirmado oficialmente como una consecuencia directa del apagón.
La respuesta de las autoridades: un comité de emergencia y medidas a futuro
La EPE activó un Comité de Emergencia en el marco del Plan Verano del gobierno de Santa Fe. Si bien el servicio se restableció en gran parte de la zona en aproximadamente 45 minutos, la situación puso en evidencia la necesidad de mejorar la infraestructura y los protocolos de respuesta ante emergencias. El suceso también generó preocupación sobre la capacidad del sistema para afrontar las crecientes demandas energéticas, especialmente durante las olas de calor.
El contexto nacional: un sistema bajo presión
El apagón en Rosario se produjo en un contexto de alta demanda energética a nivel nacional, agravado por una ola de calor que afectó al Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA). La coincidencia de estos factores puso a prueba la capacidad del Sistema Argentino de Interconexión (SADI) y obligó a Cammesa, la Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico, a tomar medidas para estabilizar el suministro.
Entre las medidas consideradas por Cammesa se encuentran la aceleración de la importación de energía desde países limítrofes (Brasil y Uruguay) y la solicitud a grandes usuarios industriales para que reduzcan su consumo. Estas medidas, aunque necesarias, son a corto plazo y no resuelven el problema de fondo: la falta de inversión en infraestructura y la necesidad de mejorar la eficiencia del sistema.
Conclusión: La necesidad de una mirada a largo plazo
El apagón en Rosario y el sur de Santa Fe sirve como una advertencia. El sistema eléctrico argentino necesita una inversión significativa en modernización e infraestructura para asegurar un suministro confiable y evitar futuros cortes masivos. La falta de control automático, la falta de comunicación entre empresas y la insuficiencia de infraestructura son problemas que deben abordarse con políticas a largo plazo, priorizando la eficiencia energética y la seguridad del suministro para toda la población.