Qué Bello es Vivir: Una Reflexión sobre el Idealismo y la Realidad en Lima Gris

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Analizamos la película 'Qué Bello es Vivir' y su mensaje inspirador, contrastándolo con la realidad de Lima. Una reflexión sobre el optimismo, la generosidad y la importancia de perseguir nuestros sueños a pesar de las adversidades.

Qué Bello es Vivir: Una Reflexión sobre el Idealismo y la Realidad en Lima Gris

Hace unos días, un amigo me comentó su experiencia al volver a ver la película 'Qué Bello es Vivir'. La historia de George Bailey le había hecho recobrar el ánimo, recordándole la importancia de perseguir nuestros sueños, incluso frente a obstáculos. Esta idea, tan potente en la ficción, nos lleva a una reflexión sobre cómo podemos aplicar este idealismo a nuestra vida en un contexto tan complejo como el de Lima.

La película de Frank Capra, un clásico cinematográfico indiscutible, nos enseña que la riqueza no se limita al aspecto económico. La verdadera riqueza reside en la capacidad de dar a los demás sin esperar nada a cambio. Un minuto de atención, una palabra de aliento, una sonrisa, pueden hacer la diferencia en la vida de alguien. Este mensaje, tan puro y sencillo, adquiere una dimensión particular en una ciudad como Lima, donde la pobreza, la corrupción y la delincuencia nos enfrentan a diario a situaciones desoladoras.

Claro que existen otras películas inspiradoras, como 'Ángeles con caras sucias', 'Cinema Paradiso', 'La vida es bella', 'Forrest Gump', 'La sociedad de los poetas muertos', 'Sueños de fuga', y 'En busca de la felicidad'. Todas ellas nos recuerdan que tenemos una misión, que no debemos rendirnos. Sin embargo, la realidad, a menudo, supera a la ficción. El cine puede inspirarnos, pero no es suficiente. Necesitamos actuar, emprender, transformar nuestras propias vidas y, en la medida de lo posible, el entorno que nos rodea.

El dinero es importante, sin duda, pero el tiempo es aún más valioso. En una ciudad como Lima, con sus múltiples desafíos, es fundamental priorizar la generosidad y el altruismo. Siendo generosos y altruistas asumimos un liderazgo y le damos un sentido a nuestra existencia. Si el escenario cotidiano se muestra desolador, nuestra misión es afrontarlo con el mayor optimismo. No podemos esperar a que alguien más lo haga por nosotros. Tenemos que ser los agentes de cambio que necesitamos.

La película 'Qué Bello es Vivir' no nos ofrece soluciones mágicas. No elimina la pobreza ni la corrupción. Pero sí nos recuerda el poder de la esperanza, la importancia de la conexión humana y el valor intrínseco de cada vida. En la gris Lima, este mensaje puede parecer utópico, pero es precisamente en la adversidad donde el idealismo se pone a prueba, donde su verdadera fuerza se revela. Y es allí donde, quizás, encontramos la belleza de vivir.

(Columna publicada en Diario UNO)

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