El 10 de enero de 2025 se espera la juramentación de Nicolás Maduro para un nuevo período presidencial en Venezuela, un evento rodeado de una enorme incertidumbre y tensión. La situación es explosiva, con protestas masivas, un despliegue militar sin precedentes y una profunda división política, tanto interna como internacionalmente. Para entender la complejidad del momento, es crucial analizar cuatro claves fundamentales: **1. La Lucha por la Legitimidad:** La principal fuente de conflicto reside en la legitimidad del proceso electoral. Mientras el Consejo Nacional Electoral (CNE), controlado por el gobierno, declara la victoria de Maduro con el 52% de los votos, la oposición, liderada por Edmundo González, asegura haber ganado con cerca del 70%, basándose en actas de escrutinio corroboradas parcialmente por el Centro Carter. Esta discrepancia ha llevado a que varios países, incluyendo Estados Unidos, reconozcan a González como presidente electo, mientras que otros, como Rusia y China, respaldan a Maduro. La juramentación de Maduro ante un Parlamento unicameral controlado por el oficialismo, a pesar de las dudas sobre su victoria, agrava aún más la crisis de legitimidad. **2. Represión y Militarización:** El gobierno ha respondido a la crisis con una militarización masiva del país, especialmente en Caracas. Miles de efectivos militares y policiales, incluyendo miembros de la DGCIM, un organismo de inteligencia acusado de graves violaciones de derechos humanos, han sido desplegados para controlar las protestas y asegurar la juramentación de Maduro. Las detenciones de opositores, incluyendo políticos, activistas y familiares de González, se han incrementado considerablemente en las semanas previas, creando un clima de miedo y represión. La activación de la Organización de Defensa Integral (ODI), que integra a civiles armados junto a las fuerzas militares, es una muestra más de esta estrategia de control social. **3. La Estrategia de la Oposición:** Ante la represión, la oposición ha optado por una estrategia doble. Por un lado, se busca movilizar a la población a través de protestas masivas para desafiar el poder de Maduro y generar un quiebre en su apoyo. Por otro lado, se realizan gestiones internacionales para obtener reconocimiento y apoyo a la presidencia de González, incluyendo su anunciado regreso a Venezuela para juramentarse. Esta estrategia arriesgada, que enfrenta una fuerte respuesta represiva del gobierno, busca generar presión interna e internacional para una transición de poder. **4. El Apoyo Internacional Dividido:** La comunidad internacional está profundamente dividida respecto a la situación en Venezuela. Mientras algunos países reconocen a Maduro, otros apoyan a González. La ausencia de presidentes latinoamericanos en la juramentación de Maduro, a excepción de algunos aliados como Cuba y Nicaragua, refleja el cuestionamiento internacional a su legitimidad. Esta división en el apoyo internacional complica aún más la búsqueda de una solución pacífica a la crisis, creando un escenario geopolítico complejo con implicaciones globales. La situación en Venezuela es extremadamente volátil y el futuro inmediato es incierto. La juramentación de Maduro el 10 de enero podría ser un punto de inflexión, marcando el comienzo de una escalada de la violencia o, por el contrario, impulsando una negociación para una salida pacífica de la crisis. La presión internacional y la respuesta de la población venezolana serán factores decisivos en los próximos días y semanas.