La Gran Pelea 2 desató una ola de emociones en el Teatro Gran Rex. Gisela Gordillo, la mamá de Tomás Holder, se consagró campeona, mientras que Yao Cabrera también festejó su victoria, creando un clima de celebraciones cruzadas que recorrió Argentina.
El Teatro Gran Rex de Buenos Aires vibró el sábado pasado con la segunda edición de La Gran Pelea, un evento que no solo ofreció combates de boxeo, sino también un drama familiar y un inesperado espectáculo de celebraciones entrecruzadas. La velada, que superó el millón de visitas en YouTube, tuvo como protagonistas a Gisela Gordillo, la madre de Tomás Holder, y al polémico youtuber uruguayo Yao Cabrera, ambos con victorias que desataron un torbellino de emociones.
Gisela Gordillo, la podóloga de 44 años, demostró una sorprendente destreza en el ring, derrotando a Rocío Cisneros por decisión unánime y llevándose a casa uno de los codiciados cinturones blancos. Su triunfo fue una celebración en sí misma, marcada por lágrimas de felicidad y compartidas con sus hijos en el vestuario. Pero la historia no termina ahí. La victoria de Gordillo adquirió un nuevo significado debido a su peculiar relación con otro de los participantes: Yao Cabrera.
En la edición anterior de La Gran Pelea, Gordillo había expresado su deseo de ver perder a Cabrera, ya que su hijo, Tomás Holder, se enfrentaba a él. Sin embargo, esta vez, las cosas cambiaron. Gordillo se unió a las celebraciones de Cabrera luego de su victoria contra Martín Ku, en un giro inesperado que alimentó las especulaciones y las redes sociales.
La pelea entre Yao Cabrera y Martín Ku tuvo un desenlace más ajustado. Los jueces emitieron un veredicto dividido, otorgándole la victoria a Cabrera, quien inmediatamente demostró su afecto por Gordillo con un beso en los labios tras la victoria de la rosarina. Esta muestra pública de afecto reafirmó la compleja y llamativa relación entre ambos, generando una enorme repercusión en medios y redes sociales. Las imágenes de ambos juntos, tanto dentro como fuera del ring, rápidamente se viralizaron, consolidando el evento como un éxito en todos los aspectos, más allá de los resultados deportivos.
La Gran Pelea 2 no fue solo una competencia deportiva, sino un espectáculo mediático que trascendió el boxeo. La mezcla de rivalidades familiares, triunfos inesperados y un final impredecible, convirtió la velada en un tema de conversación nacional, con repercusiones en diferentes medios y plataformas digitales. La rivalidad entre Gordillo y Cabrera, que evolucionó de un enfrentamiento a una curiosa complicidad, capturó la atención del público, demostrando el poder del espectáculo y la imprevisibilidad del mundo de la farándula. El evento tuvo un impacto masivo en la audiencia, confirmando la popularidad de ambos participantes y la creciente relevancia de este tipo de eventos en el panorama mediático argentino.