La Travesura Juvenil de Luis Majul y Gabriel Corrado: Una Anécdota que Desató Risas y Lágrimas

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Descubre la divertida y conmovedora anécdota de la juventud de Luis Majul y Gabriel Corrado, donde una inocente travesura se convirtió en un inolvidable momento de ingenio y empatía. ¿Cómo un poco de actuación logró que una moza les sirviera carne en vez de fideos?

En una entrevista reciente en el programa Almorzando con Juana, el reconocido actor argentino Gabriel Corrado reveló una anécdota hilarante de su infancia junto a su amigo de toda la vida, el periodista Luis Majul. La historia, ambientada en un restaurante de Mar del Plata durante unas vacaciones de invierno cuando ambos tenían apenas 13 años, muestra la picardía y el ingenio juvenil de estos dos personajes.

Según Corrado, el grupo de amigos, que incluía a la familia de uno de ellos, tenía un presupuesto limitado y ansiaban un plato de carne, pero la moza del restaurante popular solo parecía ofrecer pastas. Fue entonces cuando Majul ideó un plan: hacerse pasar por sordomudo.

“Luis se hizo el mudo. No teníamos un sope (dinero) los que estábamos en Mar del Plata”, explicó Corrado con una sonrisa. “Y para ir a comer a un restaurant muy popular, queríamos comer carne… Entonces la moza se encariñó con nosotros porque le dijimos que Luis era sordomudo, y Luis lo interpretó muy bien.”

La actuación de Majul fue tan convincente que la moza, conmovida por la situación, les ofreció un plato de bifes con papas fritas, cobrándoles como si fueran tres platos de fideos. Corrado describió con detalle la escena, resaltando la naturalidad con la que Majul se desenvolvió en su papel improvisado. El actor enfatizó que en ningún momento faltaron al respeto a la moza, solo aprovecharon una situación para lograr su objetivo.

El clímax de la anécdota llega cuando, el último día, Majul se despide de la moza agradeciéndole en voz alta. La reacción de la mujer fue de asombro y emoción, creyendo que se trataba de un milagro. El gesto de gratitud de Majul, luego de haber interpretado a un sordomudo, culminó con un abrazo entre los amigos y la moza, llena de lágrimas de alegría.

“Fue una picardía de pibes de 13 años que hicimos, que queríamos comer”, concluye Corrado, dejando claro que la intención no fue maliciosa, sino simplemente una travesura juvenil para satisfacer un antojo. La anécdota sirve para recordar la importancia de la amistad, la capacidad de improvisación y la inocencia de la juventud.

Esta historia, compartida con humor y nostalgia, ofrece un vistazo a la relación cercana entre Corrado y Majul desde su infancia, una amistad que ha perdurado a través de los años y que se refleja en esta entrañable anécdota. Es una muestra de cómo una pequeña mentira, con buenas intenciones, puede generar un momento de gran conmoción y risas a la vez.

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