El Despiste del Challenger 300 en San Fernando: Una Maniobra que Evitó una Mayor Tragedia

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Análisis detallado del accidente aéreo del Challenger 300 en el aeropuerto de San Fernando, incluyendo la impactante huella del despiste, la maniobra de los pilotos y las circunstancias que rodearon el trágico evento.

El 18 de diciembre de 2024, un avión Challenger 300, matrícula LV-GOK, propiedad de la familia Brito, se desplomó tras un fallido aterrizaje en el aeropuerto de San Fernando. Este incidente, que conmocionó a la comunidad, dejó tras de sí una impactante huella en la tierra y un relato de segundos cruciales que marcaron la diferencia entre una tragedia mayor y la pérdida de solo dos vidas: las del piloto Martín Fernández Loza y el copiloto Agustín Orforte. El avión, proveniente de Punta del Este, tocó la pista a las 13:18, pero por razones aún investigadas por la Junta de Seguridad en el Transporte (JST), se desvió de la misma, dejando una profunda marca en el pasto. Rompió el alambrado perimetral del aeropuerto, y comenzó una trayectoria errática que lo llevó a través de dos esquinas, hasta detenerse en la intersección de José Terry y Charlín. El Challenger 300 quedó en la vereda de una casa, impactando contra algunas construcciones, pero evitando una catástrofe de mayores dimensiones al no derribar ninguna vivienda y evitar una colisión con un gran número de vecinos. Testimonios como el de Tomás, un comerciante local, describen el evento: “El avión sigue derecho, choca y explota. Justo en la parte de la grabación, la cámara enfoca donde termina la pista. Después hay 300 metros de parque, el avión sigue derecho y se estrella”. Él destaca, además, la suerte de que el impacto se haya producido en una zona más descampada y cómo un árbol frenó parcialmente la velocidad del avión durante el despiste. Las investigaciones preliminares apuntan a la pericia de los pilotos, quienes conocían la zona, como un factor que posiblemente mitigó la gravedad del accidente. A pesar de la experiencia de Fernández Loza, ex empleado de Austral Líneas Aéreas, y Orforte, empleado del Banco Macro y piloto privado con habilitación para Challenger 300, las causas del despiste se mantienen bajo investigación. La investigación judicial, a cargo de la Dra. Sandra Arroyo Salgado, y los peritajes técnicos buscarán determinar con precisión la secuencia de eventos que llevaron al accidente. Se analizarán factores como las condiciones meteorológicas, posibles fallas mecánicas, y los procedimientos de aterrizaje seguidos por los pilotos. El análisis de la caja negra será clave para reconstruir los últimos momentos del vuelo. El incidente ha generado preocupación en la comunidad vecina al aeropuerto, que ha sufrido accidentes similares en el pasado. Este accidente resalta la necesidad de una revisión exhaustiva de los protocolos de seguridad y las medidas de prevención para evitar tragedias futuras en áreas habitacionales cercanas a aeropuertos. La pérdida de los dos pilotos es una tragedia, y la investigación debe servir para que este tipo de eventos no se repitan.
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