El 14 de diciembre de 2024, el juicio por el brutal asesinato de José Enrique Del Río y Mercedes Alonso, padres de Martín Del Río, llegó a su fin. Un jurado popular declaró culpable a Martín, condenándolo a prisión perpetua por el doble homicidio agravado por el vínculo, alevosía y el uso de arma de fuego. La sentencia, esperada con ansias por la familia y la opinión pública, generó un profundo impacto, especialmente en Diego Del Río, hermano del condenado. En una entrevista exclusiva con Infobae, Diego expresó su alivio por la decisión judicial, declarando que "se hizo justicia". Sin embargo, sus palabras revelaron un sentimiento complejo, mezcla de satisfacción por el veredicto y una profunda tristeza por la pérdida de sus padres y la actitud de su hermano. El proceso, que duró más de dos años, fue una experiencia desgarradora para Diego, quien tuvo que presenciar las inconsistencias y mentiras de Martín a lo largo del juicio. Diego recordó el momento de la detención de su hermano, la incredulidad inicial y la posterior confirmación de la culpabilidad. Describió una conversación fallida en la cárcel con Martín, quien insistía en su inocencia, algo que Diego no pudo creer a pesar de su deseo de hacerlo. Si bien reconoce la brutalidad del crimen y la planificación que éste implicó, Diego admitió que no comprende completamente los motivos que llevaron a Martín a cometer tan terrible acto, sugiriendo una incapacidad de enfrentar a su padre. Un punto central en el relato de Diego es su persistente esperanza de que Martín pida perdón. A lo largo del juicio, Diego mantuvo la esperanza de que, incluso por beneficio propio, su hermano expresara arrepentimiento. Aunque la condena ya es un hecho, Diego aún conserva la esperanza de que, algún día, Martín pueda reconocer sus actos y pedir disculpas a su familia y al sistema judicial. El caso Del Río conmocionó a Argentina por la brutalidad del crimen y el vínculo familiar entre el perpetrador y las víctimas. La condena a prisión perpetua de Martín cierra un capítulo, pero el dolor y las secuelas para la familia y la sociedad persisten. La declaración de Diego Del Río ofrece una perspectiva humana y emocional del caso, mostrando la complejidad del duelo y la esperanza, por más tenue que sea, de una posible reparación moral.