Un análisis profundo de la sorprendente caída del régimen de Bashar al-Assad en Siria, la toma de Damasco por los rebeldes y las implicaciones geopolíticas para la región y el mundo.
Tras 13 años de sangrienta guerra civil, Siria ha experimentado un giro dramático. Los rebeldes, liderados por Hayat Tahrir al-Sham (HTS), han logrado una victoria fulminante, tomando el control de Damasco, la capital siria, y declarándola "libre". La huida del presidente Bashar al-Assad, confirmada por Rusia y otros gobiernos, marca el fin de una era de opresión y violencia. Este acontecimiento sin precedentes ha generado una ola de celebraciones en Damasco, aunque también ha traído consigo saqueos y disturbios. La rápida ofensiva rebelde, que en una semana conquistó ciudades estratégicas como Alepo, Hama y Homs, ha dejado al mundo en shock. El papel de los aliados tradicionales de Al-Assad, como Rusia e Irán, se ha vuelto ambiguo. Mientras que Rusia confirmó la salida de Al-Assad del país y su disposición a una transición pacífica, se desconocen sus verdaderas intenciones y la magnitud de su implicación en las negociaciones. Irán, por su parte, se ha visto debilitado por la guerra entre Israel y Hezbolá, lo que contribuyó a la vulnerabilidad del régimen sirio. La comunidad internacional reacciona con cautela ante esta situación inédita. Mientras que algunos gobiernos occidentales celebran la caída de Al-Assad, otros, como Estados Unidos, expresan precaución y evitan un involucramiento directo. La incertidumbre sobre el futuro de Siria es palpable. Si bien el líder de HTS ha prometido respetar las instituciones públicas y la propiedad privada, su historial de violencia y sus lazos con Al Qaeda suscitan preocupación sobre la posibilidad de un futuro de caos y conflicto sectario. El temor se centra en la seguridad de las minorías, especialmente las no sunitas. La situación en la frontera con Irak y la respuesta israelí, con el despliegue de tropas en los Altos del Golán, añade más tensión a un panorama ya volátil. El análisis de los expertos apunta a una Siria en una encrucijada. La posibilidad de una transición pacífica hacia un futuro democrático y pluralista es incierta, con el riesgo real de caer en un escenario similar al de Libia: una guerra civil prolongada y un país sumido en el caos. La rapidez del cambio, la fragmentación del país y la compleja dinámica regional dificultan la predicción de los acontecimientos futuros, pero la caída de Al-Assad representa un punto de inflexión histórico para Siria y para toda la región de Medio Oriente.