Dennis Smith, a sus 43 años, es un artista que desafía las etiquetas. Actor, director, productor y autor, su nombre brilla en la escena porteña con una versatilidad que sorprende. Desde la codirección de Mi vida anterior en el Cultural San Martín hasta la actuación protagónica en James Brown usaba ruleros, dirigida por Alfredo Arias, y el debut como director cinematográfico con Virgen Rosa, su trabajo es una muestra de su incansable creatividad.
Su camino, sin embargo, no ha sido lineal. En un momento de incertidumbre, la lectura de Querida familia de Manuel Puig le reveló una poderosa verdad: la necesidad de inventar su propio camino. La experiencia y los pensamientos de Puig, quien según Smith, fracasó en todo hasta los 30 años antes de encontrar su voz en la escritura, resonaron profundamente en él. Esta revelación le permitió aceptar su singularidad y abrazar su propia trayectoria, a pesar de no encajar en los estereotipos de la industria.
“Nadie escribe historias para gays afeminados rubios”, afirma Smith, describiendo su lucha por encontrar su lugar en un mundo a menudo limitado por las convenciones. Su singularidad le ha obligado a ser proactivo, autogestionándose y produciendo sus propios espectáculos. Obras como Negra y Boyscout, con fuertes tintes autobiográficos, obtuvieron un gran reconocimiento, sumándose a más de 15 espectáculos que abarcan el musical, el documental y la autoficción.
Su actual agenda es frenética pero satisfactoria. Mi vida anterior, inspirada en el libro de Teresa Donato, explora la historia de una montonera secuestrada durante la dictadura, un tema que Smith aborda con respeto y un ritmo dinámico que evita la solemnidad. En esta obra, no solo actúa, sino que también coescribe y dirige. Simultáneamente, su ópera prima cinematográfica, Virgen Rosa, protagonizada por Juana Viale, Agustín Sullivan y Carolina Kopelioff, se ha estrenado en cines, presentando una narrativa fantástica y arriesgada.
Smith también destaca su participación en James Brown usaba ruleros, una experiencia que le permite contrastar su trabajo más personal con la dirección de un maestro como Alfredo Arias. La obra, en palabras del artista, refleja la dualidad de su carrera, entre el registro documental y la interpretación de un personaje que se siente Céline Dion.
A pesar de su éxito, la vida de Smith no está exenta de desafíos. El contexto económico argentino dificulta la estabilidad financiera, incluso con su agenda llena. Sin embargo, la posibilidad de dedicarse a su arte, a su propia expresión, compensa los obstáculos. Su residencia en Madrid, junto a su marido, representa un nuevo capítulo, pero su corazón y su talento permanecen en Argentina. Mientras que no busca reconstruir su carrera en Europa, la posibilidad de explorar otros caminos, como abrir una heladería, se presenta como una alternativa intrigante.
Su formación como guionista, bajo la tutela de José Antonio Martínez Suárez, hermano de Mirtha Legrand, ha contribuido a su visión cinematográfica, que se refleja en Virgen Rosa, una película que se aleja del realismo convencional, optando por un melodrama fantástico que cuestiona la memoria y la percepción de la realidad.
En resumen, la carrera de Dennis Smith es un testimonio del poder de la autogestión, la valentía de la singularidad y la perseverancia en el arte. Su trabajo representa una exploración multifacética y llena de riesgos, que lo consolida como una figura destacada y única en el panorama artístico argentino.