Buenos Aires rugió. Un día antes de que Iron Maiden, la banda que lidera, inundara los estadios argentinos, Steve Harris, su bajista legendario, encendió el escenario de El Teatrito con su proyecto paralelo, British Lion. La noche del sábado fue una explosiva demostración de energía y conexión con el público, una muestra de que el talento de Harris trasciende las icónicas paredes de Iron Maiden. Durante casi dos horas, British Lion recorrió su discografía, desde su álbum debut homónimo hasta su más reciente trabajo, "The Burning". La interacción con la audiencia fue constante. Richard Taylor, vocalista de la banda, en más de una ocasión se acercó al público para compartir el canto, creando una atmósfera única de intimidad en la sala. Harris, junto a Taylor, David Hawkins y Grahame Leslie (guitarras) y Simon Dawson (batería), se entregó por completo a la energía del público. Antes de la aparición de British Lion, la velada comenzó con dos teloneros: Jerikó, representando el metal argentino y celebrando sus 30 años, y el ex tecladista de Iron Maiden (1977), Tony Moore, con su proyecto 'Awake', ambos bien recibidos por el público. Moore incluso intento hablar en un divertido 'spanglish', ganándose las risas y aplausos de los presentes. La música de British Lion, aunque comparte el sello inconfundible de Harris, ofrece una experiencia diferente a la de Iron Maiden. El show fue un viaje por sus temas más populares como "This is my God", "Judas", "Father Lucifer", "Bible Black", "The Burning", "Legend", "Spit Fire", "Land of the Perfect People", "Lightning", "Last Chance", "These Are the Hands", "A World Without Heaven", "The Chosen Ones", "Us Against the World", "Eyes of The Young", "2000 Years", y "Wasteland", demostrando la solidez de su proyecto paralelo. La energía en El Teatrito fue contagiosa. Pocos se quedaron quietos. Los pogos y los cánticos, sobre todo "Olé, olé, olé, olé, British Lion", fueron una constante. A pesar del tamaño relativamente pequeño del escenario, Harris se movía con soltura, interactuando con los fans de cerca, logrando una intimidad palpable. Aunque la mayoría de los asistentes lucían camisetas de Iron Maiden, demostrando su admiración por Harris, el aprecio por British Lion fue evidente, reconociendo la independencia y calidad del grupo. La presentación de British Lion fue más que un concierto; fue una experiencia. Una conexión genuina entre banda y público que dejó un sabor a poco y a ganas de más. Una prueba irrefutable del magnetismo escénico de Steve Harris y de la fuerza de su proyecto paralelo, un éxito indiscutible, incluso a la sombra de la Dama de Hierro.