Novak Djokovic y Juan Martín Del Potro protagonizaron una emotiva despedida en el Parque Roca. Revive el discurso de Djokovic, lleno de admiración y cariño por el tandilense, que conmovió a todos los presentes.
El Parque Roca se vistió de gala para despedir a una leyenda del tenis argentino: Juan Martín Del Potro. Su partido de exhibición contra Novak Djokovic no fue solo un encuentro deportivo, sino una celebración de una carrera llena de triunfos, pero también de lucha contra las lesiones. La atmósfera electrizante, con 14.000 espectadores, se cargó de emoción desde el comienzo. El encuentro comenzó con un emocionante duelo de tie-breaks entre Sebastián Báez y Francisco Comesaña, calentando el ambiente para lo que se venía. La presencia de figuras del deporte argentino como Gabriela Sabatini, Diego Schwartzman y Maximiliano Rodríguez, entre otros, sumó aún más brillo a la velada.
El partido en sí mismo fue un espectáculo. Si bien Djokovic demostró su superioridad, permitiendo que Del Potro brillara con sus característicos derechazos, el ambiente se centró en la celebración de la carrera del tandilense. Djokovic, con su carisma y buen humor, interactuó constantemente con el público, creando momentos inolvidables. Sus imitaciones, bromas y comentarios en un español incipiente desataron las risas y la admiración de todos.
Pero fue el discurso de Djokovic después del partido lo que conmovió profundamente. El serbio, con la sensibilidad que lo caracteriza, habló desde el corazón sobre la admiración que siente por Del Potro, tanto como jugador como como persona. Sus palabras reflejaron el respeto mutuo que existe entre ambos, resaltando la humildad y los valores del argentino. Djokovic destacó la personalidad ejemplar de Del Potro y el cariño universal que recibe donde sea que vaya, dejando claro que esta despedida era triste para el mundo del tenis, pero también una celebración de una carrera admirable. Sus palabras, llenas de sinceridad y emoción, llevaron a las lágrimas a Del Potro y a muchos en la audiencia.
Del Potro, por su parte, agradeció la presencia de Djokovic y la ayuda de tantas personas a lo largo de su carrera. Se mostró emocionado pero feliz, insistiendo en que su despedida no era un momento de tristeza, sino de gratitud y celebración de todos los años de pasión por el tenis. Su mensaje final fue un sincero agradecimiento a todos sus fans por el apoyo incondicional recibido a través de los años, prometiendo que se iba feliz, a pesar de las lágrimas.
El evento culminó con un minidobles mixto con la participación de Gabriela Sabatini y Gisela Dulko, añadiendo aún más emotividad a la despedida. La imagen de Djokovic aplaudiendo de pie mientras Del Potro dejaba su vincha en la red por última vez se grabó en la memoria de todos los presentes como el mejor cierre posible para una carrera excepcional. La noche fue un homenaje no solo a un gran jugador, sino a una persona admirada y querida por todos. La generosidad de Djokovic, su actuación impecable y su emotivo discurso convirtieron la despedida de Del Potro en una experiencia inolvidable, un tributo al deporte y a la amistad en su máxima expresión.