El Etihad Stadium, escenario habitual de triunfos del Manchester City, se convirtió en testigo mudo de una nueva y dolorosa derrota para el equipo de Pep Guardiola. Una goleada 4-0 ante el Tottenham Hotspur marcó la quinta caída consecutiva del vigente subcampeón de la Premier League, un hecho sorprendente e inquietante que pone en entredicho la solidez del equipo a pesar de la reciente renovación del contrato del entrenador catalán. La noticia de la extensión del contrato de Guardiola por dos años más, anunciada a mitad de semana, lejos de inyectarle optimismo al equipo, parece haber tenido el efecto contrario. La tensión previa a la renovación, acompañada por los rumores de un posible interés de la selección brasileña, se ha traducido en un rendimiento calamitoso en el campo, caracterizado por una falta de cohesión, errores defensivos garrafales y una ineficacia manifiesta en ataque. El partido contra el Tottenham fue un fiel reflejo de esta crisis. James Maddison, con un doblete, Pedro Porro y Brennan Johnson marcaron los goles de los Spurs, que aprovecharon al máximo las vulnerabilidades de la defensa del City. La ausencia de Rodri, lesionado desde septiembre, se hace cada vez más evidente, dejando un vacío insalvable en el mediocampo. La derrota coloca al Manchester City en una situación comprometida en la Premier League. Aunque se mantienen segundos, el Liverpool, con un partido menos, podría ampliar la ventaja a ocho puntos si vence al Southampton. La próxima jornada presenta un reto aún mayor: un enfrentamiento contra el propio Liverpool en Anfield, un escenario intimidante que pondrá a prueba la capacidad de reacción del equipo de Guardiola. Las cinco derrotas consecutivas del Manchester City son un claro indicio de una crisis profunda que trasciende lo meramente futbolístico. Se habla de problemas de vestuario, desgaste físico y mental de la plantilla, e incluso de un posible estancamiento táctico. La renovación de Guardiola, lejos de ser un bálsamo, podría estar exacerbando una situación que ya estaba latente. El reto para Guardiola es inmediato: deberá encontrar la fórmula para revertir esta situación antes de que la temporada se le escape de las manos. De lo contrario, la actual temporada podría ser recordada no por los éxitos del pasado, sino por una de las peores crisis de la historia reciente del Manchester City. El futuro inmediato del equipo se presenta incierto. La recuperación requiere un cambio de actitud y un replanteamiento estratégico. El tiempo corre en contra, y la presión sobre Guardiola y sus jugadores es máxima. La pregunta que flota en el ambiente es: ¿Podrá el Manchester City salir de este profundo pozo y volver a la senda de la victoria? Solo el tiempo lo dirá.