Javier Cámpora, un nombre que resonaba en las canchas argentinas, hoy se encuentra lejos del rugido de la multitud y el clamor de los goles. Su historia es un ejemplo de reinvención, un cambio radical que lo llevó de las vibrantes estadios de fútbol a la disciplina y el trabajo físico de la construcción.

Cámpora, apodado 'Cachorro' por su estatura en sus inicios en Rosario Central, tuvo una trayectoria notable. Debutó en Primera División en 1998 con el 'Canalla', aunque su paso no fue tan extenso como para convertirse en un pilar del equipo. Su talento goleador lo llevó a Fenix de Uruguay en 2001, un trampolín para una carrera que lo llevaría por distintos clubes.

Su recorrido incluyó clubes chilenos como Deportes Concepción, donde brilló, y Colo-Colo, donde marcó un gol en un Superclásico, dejando una marca imborrable en la memoria de los hinchas. También jugó en México (Cruz Azul, Jaguares de Chiapas y Puebla), Grecia (Aris Salónica y Veria FC), y tuvo un paso fugaz por Huracán en Argentina, donde tuvo un excelente desempeño personal a pesar del descenso del equipo.

Y es aquí donde llegamos al capítulo más significativo de su vida: su paso por Racing Club. Entre 2012 y 2013, Cámpora vistió la camiseta de la 'Academia', un sueño hecho realidad para cualquier jugador argentino. Sin embargo, después de su retiro en 2015, a sus 35 años, su vida tomó un rumbo inesperado.

El retiro del fútbol profesional fue un golpe duro para el exdelantero. “Estuve seis meses perdido en mi ciudad. No iba a comer con mis amigos, con mi familia. En un momento de la cena o del almuerzo, yo sentía que me iba y me preguntaba ‘¿Qué hago acá?’. Me iba a dormir a las 12:30. Era muy raro todo”, recuerda Cámpora.

Fue entonces cuando la construcción entró en escena. “Yo tenía encaminado el proyecto de la construcción de unos estacionamientos con un socio. Tenía muchos amigos acá en Rosario que me decían que me metiera con el tema, porque me gustaba y entendía un poquito”, explica. Este nuevo desafío le brindó la estructura y la ocupación necesarias para superar la transición.

El trabajo físico en la construcción le ayudó a llenar el vacío dejado por la actividad deportiva. “Me salvó un poco el hecho de que nosotros estábamos acá en obra y nos ocupábamos muchísimo. Todos los días teníamos cosas que hacer y eso me mantuvo la cabeza bastante ocupada”, afirma. Incluso, la necesidad física de moverse lo llevó a correr en un parque cercano a su casa, demostrando que su espíritu competitivo seguía latente.

La historia de Javier 'Cachorro' Cámpora es una prueba de que la vida ofrece segundas oportunidades, y que la perseverancia y la búsqueda de nuevos objetivos pueden llevar a encontrar la satisfacción y la plenitud, incluso fuera del campo de juego.