En la bulliciosa peatonal de Mar del Plata, entre el vaivén de turistas y el bullicio de la ciudad, un personaje singular destaca por su apariencia peculiar y su radiante personalidad: Coco Portillo, el Tyrion Lannister argentino.
Coco, cuyo nombre real es José Alberto, lleva una década interpretando al icónico personaje de Game of Thrones. Su historia es una mezcla de tenacidad, humor y una pizca de destino.
Nacido en José C. Paz, Coco siempre se enfrentó a la vida con un espíritu indomable. A los 35 años, se mudó a Buenos Aires y, tras ocho años, encontró un hogar en Mar del Plata, una ciudad que nunca había imaginado como su destino. Un giro inesperado en su vida llegó cuando una mujer le escribió por Facebook aconsejándole que explotara su parecido con Tyrion Lannister, interpretado por Peter Dinklage.
“Cuando lo vi en la tele dije 'wow, soy igual al personaje, tengo que ganar plata con esto'”, recuerda Coco. Desde entonces, se ha convertido en una figura familiar en la peatonal San Martín, donde espera ansiosamente la temporada de verano para poder sobrevivir el resto del año.
“Arranco la temporada en enero con mucha energía, porque espero todo el año ese momento. Con lo que gano en verano puedo vivir varios meses del año”, confiesa Coco, quien se transforma en Tyrion Lannister con un trono que él mismo construyó y una colección de atuendos que le permiten vivir su propia historia.
Aunque no revela el monto exacto de sus ganancias, Coco asegura que puede vivir varios meses sin necesidad de otro ingreso. “Los fines de semana también vengo. Me llevo muy bien con la municipalidad y me dan permiso para estar en el verano, pero durante el año también aprovecho algunos días”, explica.
Coco es un ejemplo de superación, de alguien que encontró una forma creativa de vivir su pasión y ganarse la vida. Su historia no solo es un reflejo del espíritu emprendedor argentino, sino también de cómo la vida puede tomar caminos inesperados para llevar a un individuo a su destino.
En un mundo donde la imagen y la fama se han convertido en moneda corriente, Coco Portillo nos recuerda que la verdadera riqueza radica en la capacidad de soñar, reinventarse y seguir adelante, sin importar las dificultades que la vida pueda presentar.