Un Clásico Uruguayo lleno de emociones y polémica
El Clásico Uruguayo entre Nacional y Peñarol siempre es un partido especial, pero el encuentro de la Jornada 6 del torneo Clausura 2024 fue un espectáculo de emociones, broncas, bengalas y hasta bombas de humo lanzadas desde las gradas. Nacional se impuso por 2-1, pero el triunfo no llegó sin antes vivir 120 minutos de juego, luego de tres detenciones forzadas debido a incidentes en las tribunas locales.
El primer tiempo fue dominado por Nacional, pero una bronca en las bancas por el festejo del gol de Sebastián Coates, que abrió el marcador, provocó la primera interrupción del encuentro. Peñarol, sin un solo disparo a gol en la primera mitad, encontró la suerte del goleador en el segundo tiempo, cuando Gastón Ramírez puso el empate momentáneo.
Nacional no se rindió y aprovechó la poca reacción de Peñarol. Tras un gol anulado a Sanabria por fuera de juego de Betancourt, la recompensa llegó al minuto 83 por conducto de Federico Santander, quien con apenas 3 minutos en la cancha, prendió un esférico para devolver la ventaja al Bolso.
Sin embargo, las constantes bengalas lanzadas desde la tribuna local obligaron al árbitro a detener el juego en dos ocasiones más, amenazando con no reanudar el partido. Afortunadamente, no pasó a mayores, pero se tuvo que jugar un total de 120 minutos.
Nacional se consolida en la cima
Con esta victoria, Nacional llega a 14 puntos y se queda como líder de la tabla general empatado con Danubio, mientras que Peñarol se mantiene con sus 11 unidades, pero cayó al cuarto sitio, superado también por Boston River (13). En la Tabla anual, Nacional llegó a 64 unidades, acercándose a sólo dos unidades del líder Peñarol.
Para la siguiente jornada, Peñarol recibirá a Maldonado el 11 de octubre, mientras que Nacional tendrá que visitar a Cerro Largo el sábado 12. Recordemos que el torneo uruguayo no se detiene por la Fecha FIFA.
El triunfo de Nacional ante Peñarol fue un reflejo del fútbol uruguayo en estado puro, con pasión, polémica y mucho juego. A pesar de los incidentes, el partido demostró la rivalidad histórica que existe entre los dos clubes más importantes del país, y dejó en claro que el Clásico Uruguayo siempre será una fiesta de emociones.