El Girona FC vivió una noche agridulce en su debut en la Champions League. Los catalanes cayeron derrotados por 2-3 ante el Feyenoord en un partido emocionante, lleno de goles, drama y polémica, en el estadio Municipal de Montilivi.
El Girona, un equipo que ha ascendido a la élite del fútbol europeo tras un recorrido histórico, se enfrentó al Feyenoord con la ilusión de hacer historia. La afición local, que no podía creer que la Champions llegara a su estadio, vivió la emoción de la máxima competición europea con la intensidad característica del fútbol español.
David López abrió el marcador para el Girona, con un tanto que encendió la fiesta en las gradas. Fue el primer gol del Girona en la Champions League y un momento que quedará para siempre en la memoria de los aficionados locales. Sin embargo, la alegría duró poco. Tan solo cinco minutos después, Yangel Herrera marcó en propia puerta, empatando el partido.
El tanto de Herrera en propia puerta marcó un punto de inflexión en el partido. El Girona, golpeado anímicamente, comenzó a cometer errores que aprovecharía el Feyenoord para tomar ventaja. Milambo anotó el segundo gol de los holandeses, dando la vuelta al marcador.
El primer tiempo terminó con la sensación de que el Girona debía cambiar el rumbo del partido. La segunda parte comenzó con un ritmo más intenso, y el Girona se fue volcando al ataque en busca del empate. Sin embargo, la suerte no estaba del lado de los catalanes. Van de Beek marcó, pero su gol fue anulado por fuera de juego. Wellenreuther, portero del Feyenoord, también emuló a Gazzaniga, parando un penalti a Miovski que hubiera supuesto el empate.
El partido se mantuvo con la intensidad de la máxima competición, y el Girona, a pesar de los intentos, no pudo obtener un resultado favorable. La derrota dejó un sabor amargo en el debut de los catalanes en la Champions League, aunque la ilusión y la ambición permanecen intactas.