Milei y su fallido con Susana Giménez: ¿Monógamo o un viejo hábito que vuelve a escena?

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Javier Milei generó polémica en su entrevista con Susana Giménez al referirse a la monogamia como un 'defecto', y al pronunciar 'mogo-' antes de corregir a 'monógamo'. ¿Se trató de un simple error o un resabio de su pasado uso del término 'mogólico'? Analizamos las reacciones y el impacto en las redes sociales.

Milei y su fallido con Susana Giménez: ¿Monógamo o un viejo hábito que vuelve a escena?

Una frase de Javier Milei en su entrevista con Susana Giménez está propiciando una intensa discusión en redes sociales. Es que el presidente cometió un desliz verbal que desata una ola de reacciones, tanto por lo dicho como por el contexto de su afirmación.

Al referirse a un "defecto" que él mismo se atribuyó, Milei expresó: "Soy profundamente monógamo". Sin embargo, al pronunciarlo, hizo una pausa que rápidamente captó la atención de quienes lo escuchaban: comenzó a decir "mogo—" antes de corregirse y finalizar con "monógamo".

Fallido, desliz o mala costumbre

Aunque la afirmación sobre su "monogamia" fue suficiente para generar comentarios respecto a la fidelidad en las relaciones y la idea de que ser monógamo pueda considerarse un "defecto", lo que realmente encendió el debate fue ese "desliz" inicial. En lugar de pasar desapercibido, muchos usuarios en redes sociales interpretaron el comienzo de "mogo—" como una referencia velada a la palabra "mogólico", un término profundamente peyorativo y ofensivo por el trasfondo de lo que busca aludir.

El uso de "mogólico" por parte de Milei no es nuevo en su repertorio. Antes de entrar de lleno en la política, solía usarlo de manera despectiva para referirse a sus críticos o aquellos que no compartían sus ideas. Este uso generó múltiples reproches desde diversos sectores, que lo calificaban como estigmatizante y fuera de lugar, en especial porque es un término que históricamente se utiliza para denigrar a personas con discapacidades intelectuales.

A medida que su carrera política avanzaba, Milei fue abandonando este tipo de expresiones públicamente, pero su uso en el pasado no se olvida, y muchos creen que lo sigue utilizando entre sus colaboradores. Tras este desliz en la entrevista, muchas personas en redes sociales comenzaron a comentar si se trataba simplemente de un error fonético o si, de manera subconsciente, Milei traicionó su propio pensamiento, dejando entrever su costumbre de emplear el término "mogólico". Algunos lo calificaron de "fallido". Otros usuarios, en su mayoría anónimos, reavivaron viejas discusiones, utilizando el término o variantes como "mword" o "mogword" para referirse a Milei, una práctica común en plataformas donde expresiones ofensivas pueden llevar a sanciones o cancelaciones.

El particular uso del lenguaje de Milei

Este incidente aviva nuevamente el debate sobre el uso del lenguaje y la responsabilidad de los líderes públicos. ¿Fue realmente un error inocente, o un resabio de sus arrebatos pasados? La comunidad digital, siempre rápida en reaccionar, está analizando el suceso desde todos los ángulos. Algunos defienden que la corrección inmediata de Milei demuestra que se trató de un simple error verbal sin mayores implicaciones. Otros, sin embargo, ven en este "fallido" una muestra de que los viejos hábitos son difíciles de dejar atrás, especialmente en un personaje tan explosivo como el presidente.

Además del debate sobre el posible uso despectivo del término, la discusión también giró en torno a la calificación de la monogamia como un "defecto". Esta afirmación sorprendió a muchos, quienes consideraron irónico que un presidente libertario, que se autoatribuye ser defensor de la libertad en todos los aspectos de la vida, describiera una elección personal en el ámbito de las relaciones como un defecto. La conversación en redes, en su mayoría sarcástica, se enfocó en esta peculiar visión de Milei sobre la fidelidad, y varios usuarios cuestionaron si realmente considera la monogamia como un defecto o si se trataba simplemente de una expresión desafortunada para hacerse el chistoso.

Lo que comenzó en su charla con Susana Giménez como una reflexión personal sobre las relaciones amorosas se convirtió en un debate sobre la memoria del lenguaje y las implicancias de las palabras, en un contexto donde cualquier desliz puede convertirse en el centro de la polémica.

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