La pobreza en Argentina se ha convertido en una problemática constante, y durante el primer semestre de 2024, la situación empeoró considerablemente, alcanzando el 52.9% de la población, según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC). Esto implica que casi la mitad de los argentinos viven en condiciones de pobreza, un panorama desalentador que requiere una atención urgente por parte del gobierno.
La indigencia, que se refiere a aquellos que no pueden acceder a una canasta básica alimentaria, también ha escalado al 18.1%. Esta situación se agrava en algunos conglomerados urbanos, donde las tasas de pobreza superan ampliamente el promedio nacional.
Resistencia, capital de Chaco, encabeza la lista de las ciudades con el índice de pobreza más alto, con un 76.2%, seguido de Formosa con el 67.6%, La Rioja con el 66.4%, Concordia (Entre Ríos) con el 65.8% y Santiago del Estero con el 64%. Estas ciudades se encuentran en el norte del país, donde las condiciones de vida suelen ser más precarias.
Otras ciudades con altos índices de pobreza son Santa Fe (59.8%), Gran Buenos Aires (59.7%), Viedma-Carmen de Patagones (56.7%), Posadas (55.9%), Gran Catamarca (55.9%), Gran Tucumán-Tafí Viejo (55.8%), Jujuy-Palpalá (55.7%), Rawson-Trelew (55.5%), San Nicolás-Villa Constitución (55.2%), Río Cuarto (54.3%), Gran San Luis (53.8%), Río Gallegos (53.8%), Gran Mendoza (52.9%), Corrientes (52.3%), Salta (52.2%), Comodoro Rivadavia-Rada Tilly (51.5%), Gran La Plata (51.2%), Gran San Juan (50.5%), Gran Córdoba (49.5%), Ushuaia-Río Grande (48.6%), Gran Rosario (46.8%), Gran Paraná (46.7%), Mar del Plata (46.2%), Bahía Blanca-Cerri (44.4%), Neuquén-Plottier (40.4), Santa Rosa-Toay (40.0) y la Ciudad de Buenos Aires (23.1%).
Las regiones con mayor incidencia de pobreza son el Noreste (NEA) con un 62.9% y el Noroeste (NOA) con 57.0%, mientras que la Patagonia (49.1%) y la Pampeana (49.9%) muestran tasas menores.
Las causas de la pobreza en Argentina son multifactoriales, incluyendo la inflación descontrolada, la caída de la actividad económica, la precarización laboral y la desigualdad social. La inflación erosiona el poder adquisitivo de los salarios, dificultando la compra de bienes y servicios básicos. La caída de la actividad económica reduce las oportunidades laborales y genera desempleo, lo que limita la capacidad de las familias para cubrir sus necesidades. La precarización laboral se caracteriza por empleos informales con salarios bajos y sin derechos laborales, mientras que la desigualdad social perpetúa la pobreza en determinados sectores de la población.
El gobierno argentino está implementado medidas para combatir la pobreza, como programas de asistencia social, pero las políticas de ajuste económico han generado controversia. La situación actual requiere un enfoque integral que aborde las causas estructurales de la pobreza, incluyendo la creación de empleo, la mejora de las condiciones laborales, la reducción de la inflación y la promoción de la equidad social. Sin embargo, el futuro de la pobreza en Argentina dependerá de la eficacia de las medidas que tome el gobierno y de la capacidad de la sociedad civil para generar iniciativas de apoyo y asistencia a los más necesitados.
Es crucial que el gobierno argentino se enfoque en medidas efectivas para combatir la pobreza y la indigencia, brindando oportunidades de desarrollo y bienestar a todos sus ciudadanos. La inversión en educación, salud, infraestructura y oportunidades de empleo es fundamental para crear un futuro más justo y equitativo.
La sociedad civil también juega un rol crucial en la lucha contra la pobreza, mediante organizaciones de ayuda humanitaria, programas de asistencia social y proyectos de desarrollo comunitario. La colaboración entre el gobierno, la sociedad civil y las empresas es fundamental para superar la crisis y construir un país más próspero y equitativo.
