En medio de un paro de pilotos que afecta a más de 150 vuelos y 15.000 pasajeros, el presidente de Aerolíneas Argentinas, Fabián Lombardo, calificó la medida de fuerza como “salvaje” y acusó a los gremios de no entender la nueva realidad económica del país.

Lombardo reveló que los pilotos, liderados por Pablo Biró, secretario general de APLA, perciben salarios de entre 3 y 10 millones de pesos mensuales, con un promedio de 5.200.000 pesos. Además, disfrutan de beneficios como pasajes en clase ejecutiva para ellos y sus familias, remises que los trasladan a todas horas, vacaciones extendidas y días libres en su cumpleaños.

“Ellos comparan el salario que tienen con el de la industria, pero las posibilidades de la empresa dependen de que mejore la empresa y además tienen beneficios enormes que no existen en otras compañías”, explicó Lombardo. “Parecen condiciones de otra empresa”, agregó, justificando así la negativa de Aerolíneas a aceptar el 70% de aumento salarial que reclaman los pilotos.

El paro de pilotos, que comenzó a las 5 de la mañana de este viernes y se extenderá hasta las 14, se enmarca en la disputa por las paritarias del sector, donde Aerolíneas ofrece un incremento del 11%. Lombardo aseguró que las negociaciones estaban abiertas y que la medida de fuerza es “intempestiva” y perjudica a la compañía.

En medio de esta situación, Lombardo insistió con la necesidad de privatizar Aerolíneas, que en 2023 perdió 390 millones de dólares. El presidente de la empresa destacó las medidas que se están llevando a cabo para mejorar la eficiencia, como la reducción de personal, la eliminación de rutas no rentables y el lanzamiento de un servicio low cost nocturno. “Nuestra misión es llevar a la compañía para que pueda ser privatizada”, afirmó.

El paro de pilotos generó un caos en los aeropuertos de Ezeiza y Aeroparque, donde se acumularon largas filas de pasajeros afectados por las cancelaciones de vuelos. Aerolíneas se vio obligada a levantar las penalidades por cambio de tickets para resarcir a los viajeros.

La medida de fuerza, que se da en el marco de una profunda crisis económica en Argentina, pone en evidencia la tensión entre los sindicatos y el gobierno de Javier Milei, que ha prometido reducir el gasto público y privatizar empresas estatales.