En un partido sin grandes lucimientos, Iván Leguizamón estuvo a punto de clavarla con un tiro libre en un ángulo cerrado, lo que hubiera puesto arriba a San Lorenzo, que era levemente mejor en el juego mediocre que se estaba desarrollando.
Pero el equipo de Leandro Romagnoli casi lo paga caro con un error propio. Tomás Durso, arquero del Decano, bajó un hombre del campo rival, Elías Báez le robó la pelota a Facundo Altamirano, quien no pudo controlarla correctamente. En ese momento, Renzo Tesuri, de Atlético Tucumán, se encontró con el arco vacío, pero Báez llegó justo en la línea para evitar el gol.
Un momento incómodo y una desconcentración en la defensa azulgrana que pudo haber costadísimo caro, lo que deja en claro la fragilidad del equipo y la necesidad de corregir errores para evitar futuras sorpresas.