En las arenas de batalla tu campo es la mitad inferior y el del oponente, la mitad superior. Tus tropas tendrán que alcanzar las torres del enemigo para derribarlas a toda costa antes de que se acaben los tres minutos de tiempo. Para ello tendrás que derrotar a los enemigos que el rival lance al campo de batalla con el objetivo de defenderse o atacar a tus tropas. En el último minuto la barra de elixir se recarga al doble de velocidad. En caso de que ningún jugador consiga adelantarse en el marcador, se añadirá un minuto extra de muerte súbita, en el que saldrá victorioso el primero que derribe una de las torres del rival. Si finalmente ninguno lo consigue, la partida quedará en empate.
En los laterales de los campos de batalla se encuentran las torres de las princesas, que se defienden lanzando flechas a los enemigos próximos, y en el centro, la torre del rey, la más resistente e importante de las tres. Gana la partida quien tumbe más torres, pero si alguno de los dos contrincantes consigue acabar con la del rey gana automáticamente. Dependiendo del número de torres que derribes, conseguirás más o menos coronas, que te permitirán abrir un nuevo cofre cada vez que acumules diez. Si ganas la pelea, conseguirás trofeos que te permitirán ascender de arena, pero si pierdes, perderás trofeos y podrás volver a arenas anteriores con rivales de menor nivel. Cuando asciendas de arena, ten en cuenta que te encontrarás con rivales más fuertes, por lo que no te preocupes si al principio te cuesta ganar las batallas.