Praga, la capital de la República Checa, es una ciudad que parece sacada de un cuento de hadas. Con su arquitectura gótica, calles adoquinadas y encanto medieval, Praga cautiva a cada visitante que camina por sus calles empedradas. Uno de los puntos emblemáticos de la ciudad es el Castillo de Praga, una gigantesca fortaleza situada en la cima de una colina. Construido en el siglo IX, este castillo es uno de los conjuntos arquitectónicos más grandes del mundo y alberga varios edificios históricos, como la magnífica Catedral de San Vito. Pasea por el Puente de Carlos, uno de los símbolos más famosos de Praga. Esta maravilla arquitectónica, construida en el siglo XIV, está decorada con hermosas estatuas barrocas y ofrece vistas espectaculares del río Moldava. Para disfrutar de la mejor panorámica de la ciudad, sube a la Torre de la Pólvora. Desde su cima, podrás contemplar todo el esplendor de Praga y disfrutar de una vista de 360 grados de los tejados rojos, las iglesias y los palacios. No puedes dejar de visitar el Barrio Judío de Praga, conocido como Josefov. Este lugar tiene una historia fascinante y alberga varias sinagogas, un antiguo cementerio judío y el Museo Judío, que cuenta la historia y la cultura de la comunidad judía en Praga. Praga también es famosa por su cerveza. No te pierdas la oportunidad de probar algunas de las cervezas checas más deliciosas en uno de los muchos bares y cervecerías locales. En resumen, Praga es una ciudad que te sorprenderá en cada esquina. Su belleza arquitectónica, su historia rica y su ambiente encantador hacen de ella un destino imprescindible para cualquier viajero que ame la cultura y la aventura.