Investigadores argentinos han encontrado una innovadora forma de generar energía limpia utilizando bacterias y materia orgánica.
Un equipo de científicos del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) ha logrado un importante avance en la producción de energía limpia. Mediante la utilización de bacterias y materia orgánica, los investigadores han descubierto un nuevo método para generar electricidad de forma sostenible.
Este método se basa en el proceso de fermentación anaeróbica, en el cual las bacterias descomponen la materia orgánica para obtener energía. La diferencia es que en esta ocasión, en lugar de producir biogás, se genera electricidad directamente.
La clave de este avance radica en el uso de un tipo específico de bacteria llamada Geobacter sulfurreducens. Esta bacteria tiene la capacidad de transferir electrones a través de su membrana externa, lo que permite la generación de electricidad.
Los investigadores lograron utilizar cepas de Geobacter sulfurreducens para generar corriente eléctrica a partir de diferentes sustratos orgánicos, tales como residuos agrícolas y desechos industriales. Este proceso tiene un bajo impacto ambiental, ya que no produce emisiones de gases de efecto invernadero y no requiere el uso de combustibles fósiles.
Además, este nuevo método también podría tener aplicaciones en la descontaminación de suelos. Se ha demostrado que las bacterias Geobacter sulfurreducens son capaces de reducir la concentración de metales pesados en el suelo, lo que los convierte en un agente biológico eficaz para la remediación ambiental.
Este descubrimiento representa un importante avance en la búsqueda de alternativas energéticas sostenibles y en la lucha contra la contaminación. A medida que se perfeccione esta tecnología, es probable que veamos cada vez más usos prácticos de las bacterias para generar energía limpia y proteger el medio ambiente.