El gobierno de Madrid se ha propuesto reducir la cantidad de alumnos por clase, y para lograrlo ha habilitado 453 nuevas aulas en los centros educativos de la ciudad. Según las autoridades, esto permitirá que los estudiantes tengan un mejor espacio y una atención más personalizada. Sin embargo, esta medida ha generado polémica. Tanto CCOO como el PSOE han denunciado que, en realidad, no se han construido nuevos centros educativos, sino que se han adaptado otros espacios para alojar a los estudiantes. Esto significa que no se ha invertido en la construcción de infraestructuras adecuadas, sino que se han utilizado espacios que no estaban destinados originalmente para su uso como aulas. Este enfoque de habilitar aulas en lugar de construir nuevos centros ha sido cuestionado por los sindicatos y partidos de oposición. Argumentan que no se está brindando una solución sostenible a largo plazo, ya que los espacios habilitados pueden no ser adecuados ni contar con las condiciones necesarias para una educación de calidad. Además, también se ha señalado que esta medida puede tener un impacto negativo en otros aspectos de la vida escolar, como el acceso a espacios comunes, como el patio o el comedor. Al adaptar otros espacios, se puede generar una mayor saturación en las instalaciones existentes, lo que afectaría la calidad de vida de los estudiantes. En definitiva, si bien la habilitación de nuevas aulas puede parecer una medida positiva para reducir la cantidad de alumnos por clase, es necesario evaluar cuidadosamente las condiciones en las que se desarrolla esta acción. Es fundamental que se invierta en la construcción de nuevos centros educativos, para garantizar una educación de calidad y un ambiente adecuado para el aprendizaje de los estudiantes.