Matías Guerra, un hombre apasionado por la altura, encontró su vocación muy temprano en la vida. A pesar de haber tenido un único accidente en sus inicios como torrista y antenista, nunca abandonó su pasión por trabajar entre las nubes y seguir creciendo profesionalmente en este campo. En una entrevista exclusiva con Infobae, Guerra se abre y confiesa que es un verdadero bicho de altura desde muy chico. Con casi tres décadas de experiencia en el rubro, Guerra cuenta que su trabajo como torrista y antenista implica una variedad de tareas. Desde el montaje y mantenimiento de torres de comunicación hasta la reparación y ajuste de antenas, Guerra se enfrenta a desafíos diarios y ama cada uno de ellos. A pesar de los riesgos que implica su profesión, Guerra destaca la importancia de los protocolos de seguridad. El uso adecuado de equipos de protección personal y la constante capacitación son fundamentales para garantizar su integridad física mientras trabaja en alturas peligrosas. En cuanto a la rentabilidad de su trabajo, Guerra describe que la demanda de sus servicios es constante, ya que la comunicación es esencial en la sociedad actual. Sin embargo, reconoce que ser un torrista y antenista exitoso requiere invertir en equipos de calidad y mantenerse actualizado con las últimas tecnologías y tendencias del sector. Además de los aspectos técnicos, Guerra destaca los factores emocionales y psicológicos que son determinantes en su profesión. La capacidad de controlar el miedo, la concentración y la confianza en sí mismo son elementos clave para realizar su trabajo de manera efectiva y segura. En definitiva, Matías Guerra es un ejemplo de perseverancia y pasión. Su amor por las alturas lo ha llevado a superar adversidades y convertirse en un torrista y antenista reconocido en su campo. Su historia es un testimonio inspirador para aquellos que buscan seguir sus sueños y encontrar su vocación en lugares inimaginables.