El conflicto que estalló en el mes de abril ha dejado a los niños como las principales víctimas. En medio de una lucha que va en aumento, los infantes se ven forzados a abandonar sus hogares en busca de seguridad. Esta situación de desplazamiento interno y refugio está teniendo un impacto devastador en la vida de estos niños. No solo se encuentran expuestos a los peligros y amenazas constantes de la guerra, sino que también se enfrentan a la falta de acceso a servicios básicos como educación, salud y alimentación. Los niños, al dejar sus hogares, están perdiendo no solo su seguridad y estabilidad, sino también su infancia. Muchos de ellos han sido testigos de violencia extrema, han perdido a sus seres queridos y han sufrido traumas irreparables. Es crucial que se les brinde el apoyo y la protección necesarios. Los gobiernos y las organizaciones internacionales deben trabajar juntos para garantizar que los derechos de los niños sean respetados y que se les brinden las condiciones adecuadas para crecer y desarrollarse. Es responsabilidad de todos nosotros asegurar que los niños no sean víctimas de la guerra. Debemos trabajar hacia un futuro donde los infantes puedan vivir en paz, sin temor a abandonar sus hogares y sin poner en peligro su bienestar. Solo así podremos construir un mundo mejor para las generaciones futuras.