Quilmes: Calles convertidas en ríos tras las intensas lluvias; la angustia de los vecinos inundados

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Las fuertes lluvias azotan Quilmes, dejando calles inundadas y a cientos de vecinos afectados por las crecidas de los arroyos. Un relato de la desesperación, la solidaridad y la impotencia ante la repetición de esta tragedia.

Las imágenes son desoladoras: calles convertidas en ríos, autos sumergidos hasta las ventanillas, casas rodeadas de agua. Quilmes, en el sur del conurbano bonaerense, volvió a sufrir las consecuencias de un temporal que dejó más de 150 milímetros de lluvia en pocas horas. Vecinos, una vez más, se encuentran devastados por las inundaciones, relatando escenas de angustia y desesperación.

El barrio La Sarita es uno de los más afectados. Matías Méndez, de 34 años, describe cómo se despertó con el agua ya dentro de su casa, alcanzando a sus hijos mientras dormían. La situación se agravó por la ubicación de su vivienda, atrapada entre dos desbordes: uno del arroyo Las Piedras y otro que llega desde la calle Catamarca. “Quedamos en el medio. Acá el agua no tiene por dónde ir”, explica su pareja, Cristina.

La situación se repite en otros barrios, como Papa Francisco, Jorge Novak, San Ignacio y La Matera. Claudio López, dueño de una verdulería, perdió todo por tercera vez en los últimos años. “Una o dos veces por año se inunda, y cuando te estás recuperando, vuelve a pasar”, lamenta. Ana Figueroa, de 75 años y con una fractura de cadera, vivió momentos de terror esperando a su hija, mientras el agua inundaba su casa.

En medio del caos, la solidaridad entre vecinos se destaca. Pero la angustia es palpable. El miedo a que la lluvia continúe, la incertidumbre sobre el futuro y la pérdida material se unen a la fatiga física. Víctor Jara, por ejemplo, busca desesperadamente sacar a sus hijos de 8 y 3 años, atrapados en su casa inundada en el barrio La Matera.

El agua, más allá del daño material, también pone en riesgo la salud de los vecinos. María González, de 75 años con hipertensión y diabetes, pasó la noche sin dormir, temiendo que el agua inundara su hogar. “Tengo mucho miedo vivir estas cosas porque también entra en juego mi salud, mi resistencia”, explica.

La situación genera una reflexión sobre la recurrencia de estas inundaciones y la falta de soluciones estructurales a largo plazo. Más allá del apoyo inmediato de Defensa Civil y la ayuda entre los vecinos, la pregunta que persiste es cómo prevenir estas tragedias que se repiten año tras año, dejando a cientos de familias en la ruina y con el trauma de perderlo todo.

Las imágenes impactantes de calles convertidas en ríos y casas inundadas, junto a los relatos desgarradores de los vecinos, pintan un cuadro de una situación crítica que requiere una atención urgente y soluciones duraderas para evitar que esta tragedia se repita en el futuro.

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