El escándalo que involucra a Vicky Xipolitakis y Javier Naselli tomó un giro inesperado. Después de la difusión de un video donde se observa a Naselli agrediendo físicamente a Xipolitakis en presencia de su hijo Salvador, ambos fueron vistos pasando la tarde juntos en el Club Hípico Argentino y en una plaza cercana. Las imágenes, captadas por diferentes medios, muestran a la pareja aparentemente reconciliada, interactuando con su hijo de seis años en un ambiente aparentemente distendido. La situación generó una ola de reacciones, dividiendo a la opinión pública. Mientras algunos critican la aparente reconciliación, considerando que minimiza la gravedad de la denuncia por violencia de género, otros destacan la importancia de la revinculación paterno-filial para el bienestar del niño. Los medios de comunicación han ofrecido diferentes perspectivas sobre el encuentro. Algunos resaltan la presencia de la profesora de equitación de Salvador, quien actuó como mediadora entre el niño y su padre. Otros enfatizan las declaraciones de Vicky Xipolitakis, quien aparentemente busca facilitar la relación de su hijo con su padre, a pesar de las acusaciones de violencia. Por otro lado, declaraciones de Javier Naselli, niegan una condena definitiva por violencia de género y alegan que Xipolitakis es quien impide su vínculo con Salvador. El video de la pelea, registrado el 27 de julio de 2024, muestra una fuerte discusión entre la pareja, con Salvador interviniendo angustiado, incluso pateando a su padre en un intento por defender a su madre. Este material, incorporado como prueba en la denuncia por violencia de género, se suma a las acusaciones previas contra Naselli. Aunque anteriormente la justicia falló a favor del financista, la decisión fue apelada y una condena podría ser inminente. La situación plantea un complejo dilema sobre cómo equilibrar la necesidad de proteger a las víctimas de violencia de género con el derecho del niño a mantener una relación con ambos padres. Expertos en violencia de género y psicología infantil han expresado sus preocupaciones sobre los potenciales riesgos emocionales para Salvador. Se enfatiza la importancia de supervisión y acompañamiento profesional para asegurar el bienestar del niño en este contexto. El caso de Xipolitakis y Naselli se convierte en un debate público sobre la complejidad de las relaciones familiares marcadas por la violencia, la necesidad de proteger a las víctimas y la responsabilidad de los adultos en el cuidado de los niños. El futuro del caso judicial y la relación entre la expareja continúa generando intriga e incertidumbre. Las imágenes del reencuentro dejan más preguntas que respuestas, pero plantean la necesidad de una reflexión profunda sobre cómo abordar la violencia de género y proteger a los niños en estas situaciones. La atención se centra ahora en el desarrollo del caso judicial y el impacto a largo plazo en la vida de Salvador.