Bruno Stagnaro y la épica adaptación de El Eternauta: Un viaje de décadas a la pantalla

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Descubre la historia detrás de la esperada adaptación de El Eternauta a una serie de Netflix, la odisea creativa de Bruno Stagnaro y su visión personal de la obra maestra de Oesterheld y Solano López.

El director y guionista Bruno Stagnaro ha culminado un proyecto que lo ha acompañado durante años: la adaptación de su cómic favorito de la infancia, El Eternauta. Esta serie, estrenada en Netflix, representa un hito en la carrera de Stagnaro, quien ha logrado plasmar su visión personal de la obra maestra de Héctor Germán Oesterheld y Francisco Solano López, manteniendo la esencia de la historia mientras la actualiza para el público contemporáneo. Para Stagnaro, El Eternauta evoca recuerdos de infancia, ligados a la figura paterna que le entregaba los fascículos semanales del cómic. Esta profunda conexión personal se refleja en la atmósfera de la serie, donde la ciudad de Buenos Aires se convierte en un personaje más, vibrante y reconocible, con sus elementos cotidianos, desde publicidades hasta icónicos carteles, que se transforman al ser invadidos por una nieve mortal y un ataque alienígena. La serie no se limita a recrear la historia original. Stagnaro, influenciado por sus experiencias previas como director de obras como Okupas y Un gallo para Esculapio, imprime su estilo característico. La trama se ambienta en una Buenos Aires contemporánea, devastada y en estado de supervivencia, donde la marginalidad y el descarte de personas se convierten en una amenaza latente. En este contexto, un grupo de amigos comunes, sin superpoderes, luchan por su supervivencia en una distopía plagada de incertidumbre y terror. El proceso de creación, que abarcó varios años e incluso se vio afectado por la pandemia, supuso retos tecnológicos y narrativos. La pandemia, de hecho, influyó en la atmósfera de la serie, con la inmovilización de la ciudad y las máscaras que recuerda Stagnaro eran parecidas a las usadas en ese entonces. Stagnaro destaca la importancia de mantener un control técnico, evitando depender de productoras externas para plasmar su propia visión. La adaptación de la ciudad, con la utilización de reconstrucciones digitales e incluso nieve artificial, es un ejemplo de este enfoque. La música, particularmente el rock argentino, juega un papel crucial en la serie. Stagnaro la seleccionó no solo por gusto personal, sino también por su relación con la edad de los personajes y la estética de la época en que se creó El Eternauta, utilizando vinilos como un elemento relevante en la trama. La adaptación de Stagnaro se mantiene al margen de las interpretaciones políticas que El Eternauta ha recibido en el pasado. El director se centra en su experiencia personal como lector, privilegiando la emoción genuina y la influencia de la obra en su propia visión creativa. El concepto de "nadie se salva solo", presente en la historia original, se refuerza en la serie, resaltando la importancia de la amistad, la colaboración y la búsqueda de soluciones colectivas. Stagnaro reflexiona sobre su trayectoria, marcada por un largo silencio después del éxito de Okupas. Este periodo, que considera un aprendizaje fundamental, le permitió desarrollar la maestría técnica necesaria para afrontar un proyecto de la envergadura de El Eternauta. Su atracción por los márgenes, no solo en el sentido socioeconómico, sino también en el enfoque de personajes que se enfrentan a situaciones extraordinarias y construyen su propia aventura, se manifiesta a lo largo de toda su filmografía. La serie de El Eternauta se presenta como un nuevo hito en su carrera, el resultado de una paciente y dedicada labor que lo ha conectado con sus propias raíces y la historia de un ícono del cómic argentino.
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