Un pez diablo negro, criatura abisal que habita a miles de metros de profundidad, fue avistado cerca de la costa de Tenerife. Este evento excepcional ha generado asombro en la comunidad científica y ha abierto nuevas interrogantes sobre el comportamiento de estas especies en aguas poco profundas.
El pasado 26 de enero de 2025, un evento extraordinario conmocionó a la comunidad científica y a los habitantes de Tenerife: el avistamiento de un pez diablo negro (Melanocetus johnsonii) adulto cerca de la costa, a plena luz del día. Este hecho es excepcional, ya que esta especie de rape abisal generalmente habita entre 200 y 2000 metros de profundidad, en la zona afótica donde la luz solar no penetra.
La ONG Condrik Tenerife confirmó el avistamiento, ocurrido en aguas cercanas a Playa San Juan, a solo dos kilómetros de la costa. Hasta la fecha, solo se habían encontrado ejemplares muertos o larvas cerca de la superficie. La bióloga marina Laia Valor, presente durante el hallazgo, describe el momento: "Lo vimos mientras regresábamos al puerto. No sabemos con certeza por qué apareció tan cerca de la superficie. Podría deberse a enfermedades, corrientes ascendentes o incluso a la huida de un depredador". Lamentablemente, el ejemplar presentaba signos de deterioro y murió pocas horas después de ser avistado.
El pez diablo negro, con su cuerpo oscuro, gran boca llena de afilados dientes y apéndice bioluminiscente utilizado para atraer presas en las profundidades, es una criatura fascinante y temible. Su aparición en aguas superficiales y a plena luz del día es un misterio que requiere mayor investigación.
Tras su muerte, el espécimen fue trasladado al Museo de la Naturaleza y Arqueología (MUNA) de Santa Cruz de Tenerife para su estudio. Este hallazgo podría ser el primer registro mundial de un ejemplar adulto de pez diablo negro visto con vida en la superficie y a plena luz del día, según la ONG Condrik Tenerife. Su importancia radica en la oportunidad de obtener información valiosa sobre la biodiversidad marina y el comportamiento de las especies que habitan en las profundidades oceánicas.
El Melanocetus johnsonii, descrito por primera vez en 1864, ha sido durante mucho tiempo un misterio debido a su hábitat. Su capacidad para tragar presas de más del doble de su tamaño, gracias a su enorme boca y su bioluminescencia para atraerlas, lo convierte en un depredador excepcionalmente adaptado a su entorno extremo.
El avistamiento del pez diablo negro en Tenerife destaca la necesidad de continuar la investigación sobre los ecosistemas marinos y los posibles impactos del cambio climático en la fauna de aguas profundas. Eventos como este nos recuerdan la fragilidad de la biodiversidad marina y la importancia de su conservación.