Civita di Bagnoregio, un nombre que evoca imágenes de un pasado medieval idílico, se encuentra en la provincia de Viterbo, Lazio, Italia. Situada a aproximadamente dos horas de Roma, esta joya arquitectónica se alza sobre una colina de toba, un material volcánico susceptible a la erosión. Este mismo rasgo geológico que le otorga su singular belleza, es también su sentencia de muerte. El acceso a Civita di Bagnoregio es exclusivamente peatonal. Los visitantes deben cruzar un largo puente peatonal que ofrece vistas impresionantes del paisaje circundante, pero también sirve como un recordatorio silencioso de la fragilidad del pueblo. Una vez dentro de sus muros, el tiempo parece detenerse. Callejuelas empedradas, casas de piedra, y la atmósfera serena transportan a los viajeros a otra época. La iglesia de San Donato, ubicada en la plaza principal, es un testimonio del esplendor pasado. El Museo Geológico y del Desprendimiento de Tierras, en el Palacio Alemanni, ofrece información detallada sobre la geología de la zona y la amenaza de erosión que se cierne sobre Civita. La historia de Civita di Bagnoregio se remonta a más de 2.500 años, a la época de los etruscos. A través de los siglos, ha pasado por diferentes dominios, incluyendo el Estado Pontificio, antes de la unificación de Italia. Este rico pasado se refleja en su arquitectura y en la cultura local. Su encantadora atmósfera ha servido de inspiración a artistas y cineastas, quienes han plasmado su belleza en obras de arte y películas. Sin embargo, la erosión implacable de la colina de toba está causando desprendimientos de tierra, amenazando la estabilidad de las estructuras y el futuro mismo de Civita di Bagnoregio. El proceso de erosión es lento pero inexorable, y cada día representa un nuevo peligro para este tesoro histórico. Es una carrera contra el tiempo para preservar este legado cultural antes de que sea demasiado tarde. A pesar de los esfuerzos de conservación, la amenaza persiste, convirtiendo a Civita di Bagnoregio en un símbolo de la vulnerabilidad del patrimonio cultural frente a las fuerzas de la naturaleza. Su existencia precaria la ha convertido en un destino único, un lugar para contemplar la historia, la belleza y la fragilidad de la vida.