Descubre la historia de Perro Primo, el influyente creador de la cumbia 420, desde sus inicios en un pequeño estudio de Morón hasta su impactante llegada en helicóptero a una playa de Pinamar. Un análisis de su música, estilo y la polémica generada por el incidente.
Joel Rivas, conocido en el mundo musical como Perro Primo, es una figura clave en el auge de la cumbia 420. Junto a su hermano Kevin (DT Bilardo), revolucionaron la escena urbana argentina fusionando cumbia, reguetón, trap y cumbia colombiana. Su innovador estilo, bautizado como "Cumbia 420", que según sus propias palabras, combina “cumbia y weed (marihuana)”, rápidamente ganó popularidad, catapultando a artistas como L-Gante al estrellato. Con millones de visualizaciones en plataformas como Spotify y YouTube, Perro Primo no solo ha conquistado oídos, sino que ha creado una marca personal distintiva.
Su estética, con ropa deportiva, llamativos anillos y su icónica barba rosada, es tan reconocible como su música. En entrevistas, Perro Primo ha explicado que la intención detrás de su imagen fue crear un sello distintivo, complementando su singular voz y la calidad de sus canciones. Un elemento fundamental en su ascenso al éxito ha sido la construcción de una identidad visual sólida y única que le permite sobresalir en la competitiva escena musical. La colaboración con artistas como La Joaqui, Lil Cake y el fallecido El Noba, solo ha consolidado su posición dentro del género.
Sin embargo, la fama de Perro Primo no está exenta de controversias. Recientemente, su llegada a un show en Pinamar a bordo de un helicóptero que aterrizó en la playa sin autorización generó un gran revuelo. El incidente, que involucró al piloto Luciano Ventricelli, causó indignación y preocupación entre los presentes en "La Olla", un popular sector de la playa. Si bien no hubo heridos, la maniobra ilegal derivó en la inhabilitación del piloto por 60 días y el inicio de una investigación judicial.
Perro Primo, quien compartió videos del aterrizaje en sus redes sociales, lo justificó con la frase: "Así llega un verdadero rockstar a su show". Sin embargo, esta declaración solo intensificó las críticas, destacando la falta de respeto por las normas y el potencial peligro para la seguridad pública. El incidente puso en evidencia la línea difusa entre la ostentación y la irresponsabilidad, generando un debate en torno a la conducta de las figuras públicas y las consecuencias de sus acciones.
Este evento, lejos de opacar su carrera, ha vuelto a poner a Perro Primo en el centro de atención. Su figura, envuelta en la polémica, refuerza su imagen como un artista disruptivo, que desafía las convenciones y marca su propio camino, aunque esto implique transgredir las reglas. La historia de Perro Primo, desde su humilde comienzo en Morón hasta su controvertido aterrizaje en Pinamar, es un reflejo de la evolución y los desafíos que enfrentan los artistas en la era de las redes sociales y la cultura mediática.