El reconocido escritor Neil Gaiman enfrenta nuevas y graves acusaciones de abuso sexual, sumándose a las denuncias previas. Este artículo analiza las acusaciones, el impacto en su carrera y las implicaciones para la industria editorial y del entretenimiento.
El mundo literario se encuentra conmocionado por las nuevas y graves acusaciones de abuso sexual contra el aclamado escritor británico Neil Gaiman. A las cinco denuncias previas reveladas en el podcast "Master: the allegations against Neil Gaiman", se suman ahora nuevas testimonios, publicados en una investigación realizada por la periodista Lila Shapiro para New York Magazine. Estas nuevas acusaciones detallan patrones de conducta que van desde el acoso y la coerción hasta agresiones sexuales y prácticas sadomasoquistas no consensuadas.
Una de las denunciantes, Scarlett Pavlovich, ex niñera de los hijos de Gaiman y Amanda Palmer, relata encuentros sexuales forzados donde Gaiman la obligaba a participar en actos sexuales degradantes, llamándola "Master" (amo) y exigiendo obediencia absoluta. Pavlovich describe incidentes que involucran sexo oral y anal no consentidos, situaciones donde se desmayó por el dolor, y la humillante experiencia de ser obligada a beber su propia orina. Ella afirma que Palmer, ex esposa de Gaiman, estaba al tanto de estos hechos y le pidió a su exmarido que buscara ayuda terapéutica.
Otras denunciantes, incluyendo a Katherine Kendall y Kendra Stout, describen experiencias similares, revelando una constante en la conducta de Gaiman: la imposición de prácticas de BDSM (bondage, disciplina y sadomasoquismo) sin consentimiento. Kendall recuerda un incidente donde Gaiman la besó a la fuerza durante una firma de libros a pesar de haberle expresado previamente su desinterés en una relación. Stout detalla una agresión sexual cometida mientras sufría una infección urinaria. La frase recurrente "Call Me Master" (Llámame amo) parece ser un elemento común en los testimonios, resaltando la dinámica de poder abusiva que se establece entre Gaiman y sus víctimas.
La mayoría de las víctimas son mujeres jóvenes, algunas eran fans del autor y otras trabajaron para él o su familia. La edad de las denunciantes oscila entre los 18 y los 30 años, evidenciando un posible patrón de explotación de su vulnerabilidad. La autora de la investigación de New York Magazine destaca la similitud entre los relatos de las víctimas, lo que refuerza la credibilidad de las acusaciones.
La respuesta de Gaiman y sus representantes ha sido afirmar que los encuentros sexuales fueron consensuados. Sin embargo, las narrativas de las denunciantes presentan una imagen contrastante, detallando patrones de coerción, manipulación y abuso de poder. Las redes sociales han explotado con reacciones a la noticia, con hashtags como "Neil Gaiman" y "Fuck Neil Gaiman" convirtiéndose en tendencia global.
El impacto de estas acusaciones ha sido inmediato y devastador para la carrera de Gaiman. Sus proyectos audiovisuales, como la adaptación cinematográfica de "El libro del cementerio" (Disney) y la tercera temporada de "Good Omens" (Amazon Prime), han sido cancelados o paralizados. La situación de "The Sandman" (Netflix) aún permanece incierta. La controversia también ha generado un debate sobre la respuesta de la comunidad literaria y las dificultades para abordar este tipo de acusaciones contra figuras influyentes.
Este caso no solo pone en tela de juicio la reputación de un escritor aclamado internacionalmente, sino que también abre una ventana a las dinámicas de poder en el mundo del arte y las dificultades para denunciar abusos en este tipo de entornos. La historia de Neil Gaiman sirve como un recordatorio de la importancia de dar voz a las víctimas y de la necesidad de un cambio cultural que permita erradicar la violencia de género en todas sus formas.