La deportista Agustina Albertario, integrante del seleccionado argentino de hockey femenino Las Leonas, ha vuelto a ser víctima de acoso online, esta vez a través de Instagram. La jugadora decidió escrachar públicamente a un seguidor que la bombardeó con mensajes de índole sexual, obscenos y machistas. En una publicación en sus redes sociales, Albertario compartió capturas de pantalla de los mensajes y la identidad del acosador, acompañándolo con el contundente mensaje: "Asco me das".
El acosador, lejos de asumir la responsabilidad de sus actos, intentó justificarse con afirmaciones contradictorias como "No fui yo, nunca diría algo así, estoy casado", tratando de evadir las consecuencias de sus acciones. Ante esta actitud, Albertario respondió con indignación: "Lo más triste es que después se tiran para atrás. Hacete cargo cagón, pobre tu mujer".
Este no es un caso aislado para la deportista. Albertario ha enfrentado previamente situaciones similares de acoso, incluyendo un caso de hostigamiento durante más de un año y medio por parte de un hombre que la contactó con mensajes, cartas y videos. Si bien el agresor fue detenido en 2021, fue liberado posteriormente y volvió a violar las restricciones impuestas, lo que llevó a un nuevo arresto y finalmente a su internación en un pabellón psiquiátrico tras ser declarado inimputable por la fiscalía.
La experiencia de Albertario pone de manifiesto la persistencia del acoso online y la necesidad de mayores medidas para proteger a las víctimas. Su valentía al denunciar públicamente a sus acosadores es un ejemplo inspirador para otras personas que sufren situaciones similares, fomentando la conversación sobre la importancia de denunciar y buscar ayuda. La impunidad de los acosadores digitales es un problema grave que necesita ser abordado con mayor contundencia por las plataformas de redes sociales y las autoridades.
La decisión de Albertario de hacer pública la identidad del acosador generó un amplio debate en redes sociales. Mientras algunos la aplaudieron por su valentía y por visibilizar un problema social, otros criticaron su accionar por considerar que la exposición pública podría tener consecuencias negativas. Sin embargo, la mayoría de los comentarios destacaron la importancia de denunciar este tipo de comportamientos y reclamar mayor protección para las víctimas de acoso online.
El caso de Agustina Albertario sirve como un llamado de atención para la sociedad, las plataformas digitales y las autoridades. Es necesario redoblar los esfuerzos para combatir el acoso online y crear entornos digitales más seguros para todos los usuarios. La protección de la privacidad y la integridad de las personas deben ser prioritarias, y se deben implementar medidas más efectivas para sancionar a los responsables de este tipo de delitos.
