Boca Juniors se despidió de la Copa Sudamericana tras una dura derrota por penales ante Cruzeiro. La expulsión de Luis Advíncula a los 29 segundos del partido y el penal desviado por Miguel Merentiel en la definición, marcaron la eliminación del Xeneize y dejaron un panorama incierto para el futuro del entrenador Diego Martínez. El partido comenzó de la peor manera para Boca. Advíncula, en una acción desafortunada, cometió una falta que le valió la tarjeta roja. La desventaja numérica se hizo sentir rápidamente, con Cruzeiro marcando dos goles en la primera mitad. Sin embargo, Boca no se rindió y, a pesar de la adversidad, encontró un descuento gracias a Milton Giménez. En la segunda mitad, el Xeneize controló el ritmo del partido y tuvo oportunidades para igualar el marcador, pero el gol no llegó. La definición por penales se convirtió en la única vía para definir el pase a cuartos de final. Allí, la fortuna no estuvo del lado de Boca. Merentiel, con la responsabilidad de la definición, falló su disparo, lo que selló la eliminación del equipo argentino. La desgarradora reacción de Merentiel tras su error y la tristeza que se apoderó del plantel de Boca, reflejaban la frustración por la eliminación. La derrota en Belo Horizonte abrió un interrogante sobre el futuro de Diego Martínez como DT del Xeneize. El entrenador, que ha estado en el ojo de la tormenta por los resultados del equipo, deberá enfrentar las críticas y analizar su continuidad en el cargo. El futuro de Martínez dependerá de la decisión de la dirigencia de Boca y de las conversaciones que se produzcan en los próximos días. Mientras tanto, los hinchas del Xeneize deben procesar la decepción por la eliminación y enfocarse en el plano local, donde Boca continúa luchando por un lugar en la tabla de posiciones de la Liga Profesional. El penal desviado de Merentiel será un capítulo que quedará grabado en la memoria de los hinchas de Boca, un momento que simboliza la eliminación y las dudas sobre el rumbo que tomará el equipo en el futuro.